Aún te recuerdo:
Aún te recuerdo...
con la palma de tu mano en mi jardín,
con la voz de mi piano en tu reloj,
con tu acento acariciándome el amor...
Aún te recuerdo...
goteando notas de felicidad,
con tu mala suerte y mi ropa interior,
con las ganas de parar el ascensor...
Te recuerdo como un niño en día de reyes sin tambor,
como olas de una playa en mes de abril,
escribiéndote en la arena "ven a ver".
Te recuerdo como un preso recordando libertad,
con la duda de si has olvidado ya
entre el llanto de los ruidos de ciudad.
Hay un niño en el mercado que me mira con tus ojos,
ya no sé si por momentos eres tú.
Llega tarde el colectivo y me entretengo con el guiño
del volar equivocado de un avión.
Con sus alas, soñándome ya con ellas,
esquivando nubes, desnudarte como lo hice ayer.
Que, antes de que pise tierra, tiembles de temor
sabiendo la locura que en tus labios fui a beber.
No me atrevo a abrir los ojos,
pues te juro que hace un rato
es tu voz la que escuché, casi gritando.
Y, de no ser tu rostro, acabaría con todo:
con los ríos, las cosechas, los mares, la poesía...
Nadie va a hacerme reír si no es tu risa.
con la palma de tu mano en mi jardín,
con la voz de mi piano en tu reloj,
con tu acento acariciándome el amor...
Aún te recuerdo...
goteando notas de felicidad,
con tu mala suerte y mi ropa interior,
con las ganas de parar el ascensor...
Te recuerdo como un niño en día de reyes sin tambor,
como olas de una playa en mes de abril,
escribiéndote en la arena "ven a ver".
Te recuerdo como un preso recordando libertad,
con la duda de si has olvidado ya
entre el llanto de los ruidos de ciudad.
Hay un niño en el mercado que me mira con tus ojos,
ya no sé si por momentos eres tú.
Llega tarde el colectivo y me entretengo con el guiño
del volar equivocado de un avión.
Con sus alas, soñándome ya con ellas,
esquivando nubes, desnudarte como lo hice ayer.
Que, antes de que pise tierra, tiembles de temor
sabiendo la locura que en tus labios fui a beber.
No me atrevo a abrir los ojos,
pues te juro que hace un rato
es tu voz la que escuché, casi gritando.
Y, de no ser tu rostro, acabaría con todo:
con los ríos, las cosechas, los mares, la poesía...
Nadie va a hacerme reír si no es tu risa.
Andrés Suárez.
Rafael Turia.
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