3 comentarios

CUANDO ÉRAMOS ÁNGELES - BEATRIZ RODRÍGUEZ

Las preguntas no gustan en un pueblo pequeño. Y menos si vienen de alguien que no es de allí. Remueven recuerdos y hacen decir en voz alta aquello que se piensa pero de lo que no se puede hablar y menos que se sepa que tú lo vas pregonando.

La novela de Beatriz Rodríguez nos sumerge en esta sociedad rural cerrada y cuidada con sus secretos. Tienen sus propias reglas y directrices que marcan de manera no escrita, pero sabida y asumida por todos, la vida cotidiana del pueblo. En ella, en esta sociedad, siempre ha habido familias de bien y familias humildes. Unas tienen el poder moral, otras el económico, y otras simplemente viven el día a día sin ningún hecho destacable, siempre igual, marcado por las fiestas y tradiciones y por el paso de las estaciones. Todos hemos vivido esta situación siendo del pueblo o siendo la forastera. Y todos podemos entender esa necesidad que se puede tener de salir huyendo de ese ambiente tan encorsetado, tradicional y cerrado que tiene algunos núcleos rurales, aunque claro está que no todos.

A Fuentegrande llegó Clara hace ya algo más de un año, su día a día es correr por la mañana hasta quedar exhausta y así no permitir que los pensamientos lleguen; trabajar en la pequeña oficina del periódico comarcal; emborracharse con whisky todas las noches e irse a dormir a su habitación del hostal del pueblo, regentado por Chabela.

Una mañana aparece muerto Fran Borrego, perteneciente a una de esas familias con un poder no escrito, y las preguntas de Clara y los personajes alrededor de Fran empiezan a aparecer. Nos llevan a años atrás, a cuando aparece Eugenia Pereira en el pueblo para veranear y cómo comienzan las relaciones de amistad, amor, celos y envidia tan propias de la adolescencia y tan características de la vida en un pueblo. Nos trasporta a esa época de la vida en la que estás a caballo de la infancia y la vida adulta, en la que se fragua tu personalidad. Donde esos amigos que comparten contigo ese momento te conocen mejor que nadie lo hará nunca. Es donde luchan tu yo real inocente y tu yo social, en el que influye el qué dirán, lo bien visto y lo que los demás esperan qué hagas. Es ese momento en el que quieres seguir jugando con muñecas, pero comienzas a descubrir la sexualidad y el sexo. Son noches de verbenas, de primeros bailes lentos, de borracheras y porros, de baños en la piscina con juegos infantiles, y miradas fugaces de deseo, y de noches sin dormir sincerándote con las amigas.

Y mientras Clara trabaja en el reportaje sobre la muerte de Fran Borrego, conocemos a Eugenia, a María, a Celestino, a Ángel, a Tomás, a Sebastián el Loco, a Roque el Puntas, a Alfonso y Rosario, y a Fran, en su vida adulta y en su adolescencia, cuando éramos ángeles.

Para ser sincera, me ha costado leer el libro. Se lee rápido ya que son apenas 250 páginas, pero he de reconocer que he tenido que releer párrafos porque me perdía en las descripciones de los lazos de amistad, o de familia. O porque no acababa de entender lo qué me quería decir, como si no hubiese concordancia gramatical o léxica, o me estaba perdiendo en el razonamiento. Después te acostumbras a esto y sigues la lectura, en la que a veces cae en un lenguaje vulgar o frases desafortunadas.

La historia me parece muy buena, las relaciones que se establecen en la adolescencia y cómo influyen en el presente de cada personaje, pero creo que le podría haber sacado más jugo a la historia y haber conseguido un libro más redondo.

Beatriz Rodríguez, nace en Sevilla en 1980 es licenciada en Filología Hispánica. Ha trabajado como editora para Trama Editorial, La Fábrica y el Grupo Anaya y colaboradora en revistas como El Rapto de Europa o Trama y Texturas. También ha participado en secciones literarias y de opinión en publicaciones del Grupo Andalucía Información y en la antología de relatos Watchwomen. Narradoras del siglo XXI.

En la actualidad codirige la editorial digital Musa a las 9, y el Festival de Poesía de Madrid (POEMAD).

Su primera novela fue La vida real de Esperanza Silva, publicada en 2013 por Casa de cartón.

Ángeles Martín.

COMPRAR LIBRO:
2 comentarios

UN OJO SIEMPRE PARPADEA - MIGUEL CARCASONA

Quien es poeta nace, vive y muere siéndolo. Es una marca que acompaña toda la vida y que impregna todo lo que se toca, aunque se intente evitar. Un ojo siempre parpadea es poesía disfrazada de relato. Es ritmo, juego de velocidades, malabar de sonidos, dentro de una prosa que se sabe bañada completamente de poesía. Un ojo siempre parpadea es la nueva obra de Miguel Carcasona, publicada por Tropo Editores.

Al encontrarte con el título en la - ¿qué adjetivo le ponemos ya? – portada de Oscar Sanmartín, es inevitable parpadear. Como si Carcasona quisiera que humedeciéramos los ojos antes de emprender el viaje, que nos preparáramos para un inolvidable rato de lectura sin pestañeo. Porque no hay cabida en esta obra para el cierre espontáneo de los ojos, o sí – quién sabe –, pero deja la sensación en quien la lee de que ha estado todo el rato observando, atento, el devenir de unas narraciones que desprenden sin descanso maestría por el reflejo de la emoción en una realidad, o en muchas, distorsionada por la sensibilidad. Miguel Carcasona consigue llenar sus relatos de una hipersensibilidad que toca, que llega a anudarse a la del lector para hacer sentir lo que gritan sus palabras. La prosa de este escritor oscense habla, emite emociones. 

Desde un primer relato repleto del grito verde de la periferia ante la colonización del cemento, con cansancio por la soledad y abochornado a causa del ahogo por la decadencia humana, pasando por un amor trágico hacia la hermana de la novia o por la muerte fruto de la inconsciencia juvenil, hasta llegar a dos viajes al pasado, con uno cargado de ficción y otro rozando lo autobiográfico; Miguel Carcasona construye un libro donde el hilo conductor es la pesadumbre por una existencia que siempre lleva al personaje hacia el socavón en el que tropezarse. Un ojo siempre parpadea son diez relatos donde el protagonista absoluto es el temblor del alma, donde todas las tramas están afianzadas sobre el infinito desolador de la catástrofe: ese infinito alejado pero siempre presente, como aquel lugar al que se dirigen las casas de madera en la portada, como aquel lugar al que mira el dálmata.  

Víctor González.
@chitor5

COMPRAR LIBRO:

0 comentarios

DESPUÉS DE LA NIEVE - RICARDO MARTÍNEZ LLORCA

Poco es tan cómodo y accesible para vivir otras realidades como lo es un libro. En Después de la nieve (Finalista Premio Desnivel 2015), del que hablamos hoy, Ricardo Martínez Llorca nos lleva de la mano – y nunca mejor dicho, ya que él es el narrador – por un paseo esclarecedor alrededor de la vida de un extraño a la vez que respetado escalador: Carlos Marín. Con ellos, nos introduciremos en el mundo de la montaña, en sus tecnicismos, su entorno y toda la filosofía vital que desprende y atrapa a tantos seres anhelantes de teñir de verde unos ojos poco acostumbrados al gris de la ciudad. 

Poniéndose en la piel de un periodista especializado en aventura, el narrador nos sumerge en una investigación acerca de la sombra de ese Carlos Marín al que ve en un hospital tras contemplar, atónito, sus huellas en la pared vertical del edificio. Lo que para el periodista será una locura – entrar al hospital escalándolo – se convertirá en la chispa que encenderá la llama de su curiosidad. De esa manera, dejando – eso sí – un poco de lado para la sensación del lector al hermano hospitalizado, Ricardo se da a la aventura, la de seguir el rastro e indagar todo lo posible sobre aquel introvertido escalador. Poco a poco, recabando información sobre la figura del montañista y encontrándose con las pocas personas de su entorno, el narrador irá descubriendo la realidad urbana de un personaje hecho para la montaña. Poco a poco irá dándose cuenta, a la vez que el lector, de que Carlos Marín ha dejado de bañarse en naturaleza para darse al asfalto, el cual recorre de vagabundo. Como una bajada al infierno para redimir los pecados. Como una expiación de algo que esconde. 

El porqué de ese abandono, la realidad que sacude el interior del escalador y el peso de las pocas palabras del reservado aventurero, son placeres que solo podrán degustar aquellos que se decidan a escalar este libro. Porque Después de la nieve es una escalada, en este caso horizontal, hasta el final de una narración que puede ser absorbida del tirón. Después de la nieve es una novela corta a modo de crónica periodística - «el relato del escalador atormentado» - a la que se le agradece una prosa que en ocasiones roza lo poético, descripciones pensadas y elaboradas tanto de la realidad social y el pesimismo que bañan las ciudades, como de la libertad y el fluir del tiempo en enclaves montañosos concretos. Mediante un narrador bebedor de té y siempre escudado por una imperante y en ocasiones incómoda humildad, Después de la nieve es un buen soplo de aire verde para todos aquellos que tenemos a los pulmones tratando de desprenderse del olor a gasolina. 

Víctor González.
@chitor5

COMPRAR LIBRO:

1 comentarios

NEMO - GONZALO HIDALGO BAYAL

El silencio: ese eterno desconocido, esa voz dormida, ese perpetuo latir que habla sin hablar. Y, sin embargo, como decía el gran Antonin Artaud, «no ha quedado demostrado, ni mucho menos, que el lenguaje de las palabras sea el mejor posible».

Gonzalo Hidalgo Bayal, autor de Paradoja del interventor, Campo de amapolas blancas o El espíritu áspero, nos adentra, en su última novela, en una especie de odisea sumida en la quietud. El propio título de la novela, Nemo, que en latín se traduce como “nadie”, no hace más que subrayar la continua presencia de la ausencia. Y es, precisamente, la ausencia de palabras por parte de Nemo - pues con ese nombre será bautizado por los habitantes del pueblo en el que busca retiro - la que mueve a los lugareños a hacerse un sinfín de preguntas acerca de ese eterno silencio que guarda el huésped. Será, pues, el silencio el que lleve a la acción.

Gonzalo Hidalgo Bayal, con una prosa exquisita y una continua reflexión a cerca del silencio, obliga al lector de bien a mantenerse despierto durante toda la lectura, a saborear cada una de las sentencias y a disfrutar con los juegos de palabras que nos brinda la agudeza del autor. Nemo nos sume en una incesante paradoja, en un hecho que, por desgracia, está más presente que nunca en la sociedad actual: la vacuidad de las palabras, que suelen amontonarse unas sobre otras para acabar diciendo nada, superpuestas a un silencio que olvidamos, un silencio que puede resultar sanador y lleno de vida.

Por tanto, veremos durante toda la obra una crítica a ese hablar sin atender, sin escuchar; a esa necesidad de vaciarnos por dentro sin estar diciendo realmente nada. Y es que a veces, simplemente, no decimos las palabras, sino que las escupimos, como las escupen los tertulianos de tantos y tantos programas de radio o televisión (sálvame de nombrar a alguno por su nombre).

Y es que, como dice el autor por boca de uno de los personajes de la novela, «el silencio dignifica la lengua».

Así que, desde Libres de Lectura, os invitamos a degustar, a buscar entre las palabras del narrador un silencio que, paradójicamente, está colmado de significado.

Sara C.Labrada
@kosmonautaa

COMPRAR LIBRO:
0 comentarios

MALA LETRA - SARA MESA

Hoy hablamos del nuevo libro publicado por Anagrama de una escritora que muchos han tildado ya como la revelación de este último año: Sara Mesa. Mala letra es una recopilación de once relatos que coge el título de uno de estos, en el que la autora narra los problemas en su infancia cuando en el colegio se la intentaba corregir en su forma de escribir; la forma en su carácter más literal, porque la narrativa de Sara Mesa abruma y empapa de ganas de seguir leyendo. 

Estos once relatos, de carácter inconexo y heterogéneo, están todos caracterizados por la huella trágica que esconden tras sus líneas. Desde la pérdida desolada en un bosque, pasando por ancianas que se tiran por el balcón, niños pequeños que viven solos o discapacitados que remueven el interior de los “capacitados”, hasta un chico que ve en la actitud de su compañera de trabajo la imposibilidad de ser la escritora que él ha leído y que ella es. Sara Mesa consigue crear una atmósfera de soledad a lo largo de cada uno de sus relatos. No con una catástrofe final o concreta que agarre toda la fuerza del relato sino con una extensa capa de tragedia, la escritora sevillana condensa en breves narraciones la amargura de un ser sensible, variado en cada una de las historias. En ellas podemos encontrar el tratamiento de la infancia como época utópica, el amor como desengaño o la muerte como salida. 

Con un relato central más extenso – Nosotros, los blancos – Sara Mesa consigue crear de esta manera el centro de un lago pesado que deja ondas a su alrededor, conformando estas los diez relatos restantes. Nosotros, los blancos nos lleva de la mano de una adolescente hiperestésica que visita a su hermana mayor en la ciudad escapando unos días de la imponente sombra de sus padres. Allí, se topará de frente con la realidad urbana de los sueños rotos y deberá luchar por continuar cada día, ayudando a su hermana y a sí misma. En Mala letra nos sumergimos en el alma humana más sensible, en la sensibilidad oculta por lo que es costumbre. Sale a la luz todo aquello que se reprime en lo humano de una forma muy sutil, como un hilo trasparente que acaba pegando fuerte. Mala letra es una sacudida interna mediante pocas palabras capaz de complementar descripciones azorinianas del entorno cargadas de realismo con las profundas internadas en las grutas humanas tan propias del naturalismo. Y todo eso, rematado por la contemporaneidad de unas historias que se ambientan en nuestro tiempo y que se asientan en lo inmutable: el interior trágico humano. 

Víctor González.
@chitor5

COMPRAR LIBRO:

3 comentarios

UNA BARBA PARA DOS - LAWRENCE SCHIMEL

Quiero comenzar confesando que es mi primer libro erótico que leo. Descartando una breve incursión en Las edades de Lulú, y sí, me da vergüenza confesar, también he leído 50 sombras de Grey, aunque no sé muy bien qué género literario es.

Primer libro, o mejor dicho recopilación de cuentos, microrrelatos de no más de página y media, algunos de breves líneas, que consigue de manera brillante resumir la historia que narra en tan corto espacio.

Su lenguaje es bastante claro y directo, sin tapujos ni encubrimientos, del que de antemano podríamos pensar que caería en vulgaridad, pero que no es nada soez, y consigue despertar interés, deseo, curiosidad o excitación.

Están narrados en primera persona, y hay tantas situaciones, tantos yos o tus, que muchas de las aventuras las hemos podido vivir similares. Hay personajes fieles a una pareja, hay quien busca el amor de solo una noche, quien prefiere dormir con su conquista o irse a su casa después de un buen polvo. Hay encuentros en casas rurales con amigos, hay escenas de trabajo, en casa, en el rellano o descansillo, en el portal, en discotecas de ambiente… porque no había explicado antes, que son relatos eróticos gays. Este hecho puede hacer que solo tenga un público claramente definido, pero, es cierto que habla de sexo y sensualidad, y en el juego de excitar y provocar tú decides quién quieres imaginar, chico, chica o ambos. De eso trata la literatura ¿no?...

Cabría destacar que un elemento común en casi la mayoría de los cuentos, es que parte del morbo, del impulso, del deseo, de la excitación previa al sexo, que a veces es mayor que el mismo acto en sí. Son aventuras literalmente hablando, cuenta desde lo que piensa en ese momento, lo que le apetece hacer, hasta la manera de cómo lo consigue. O cuenta cómo de una situación aparentemente normal como la compra de un disco, puede derivar en una aventura. Y gran parte de ese morbo del relato está en cómo se van dando las situaciones y no en cómo acaba.

Me gusta cómo trata con total naturalidad la sexualidad, puede que esto pase en el género erótico, pero lo hace de una manera tan natural, tan fuera de prejuicios, que por este simple hecho os recomiendo su lectura, o al menos varios de los relatos. Porque aparte de lo excitante de la narración, al tener la estructura de relatos, puedes leer uno o dos antes de dormir. O antes de trabajar, o antes de ligar a través de Grindr, o antes de salir de fiesta, o de ir al gimnasio...

«….vuelvo al dormitorio, cerrando la puerta detrás de mí. Han pasado dos minutos y la cama aún conserva su calor. Me acurruco en el hueco de su cuerpo en las sábanas, abrazándome a su almohada. Respirando profundamente todo huele a él y empiezo a empalmarme. ¡Qué dilema ahora ¡masturbarme o volver a dormir!»

Lawrence Schimel nace en Nueva York en 1971, y desde 1999 reside en España. Estudió en Yale, y es autor de más de cien libros desde poemas, relatos, ensayos, libros infantiles… Ha recibido importantes premios en Estados Unidos, como el Lambda Literary Award, que premia obras de temática LGBT, el Rhysling Award, de literatura fantástica, de terror y de ciencia ficción, y el premio Siegessäule al mejor libro del año en Alemania en 200 . Entre sus obras: Lo que no se dice, Vamos a ver a papá, La aventura de Cecilia y el dragón, mi novio es un duende, Vacaciones en Ibiza

Compagina su trabajo de escritor, con la de traductor literario, y colabora en publicaciones como Zero, Shangay Express, Infogai, etc.

Ángeles Martín.

COMPRAR LIBRO:
0 comentarios

PAN DE LIMÓN CON SEMILLAS DE AMAPOLA - CRISTINA CAMPOS

Marina trabaja de cooperante en Médicos Sin Fronteras en Etiopía. Lleva años fuera de su ciudad natal, Mallorca, de la que se fue con catorce años a un internado en Estados Unidos, lejos de su padre, lejos de su hermana Anna. En unos días regresará a la isla, ya que ella y Anna han heredado un antiguo molino y una panadería en Valldemossa. La han heredado de alguien a quien no conocen y a quien no las une ningún vínculo.

La noche antes de partir, Marina y Mathias - su novio también cooperante en MSF -, atienden el parto de una joven etíope. Hecho que le marca y le hace remover los pensamientos y el corazón.

Volver a Mallorca no solo le hará volver a su infancia, a la nostalgia de los paseos con su padre y Anna en llaüt, al sentimiento de abandono y soledad… Volver a Mallorca también le hará volver a su hermana Anna, inseparables de pequeñas, pero que un episodio en sus vidas hizo que se distanciaran la una a la otra.

Anna tiene una vida, podríamos decir acomodada y de lujo. Pero eso solo son las apariencias. Ha sido educada pensando que el matrimonio es aguantar, es para toda la vida y que nunca debes mostrar al mundo las miserias de tu vida. Siempre débil y siempre en segundo plano. Y la relación con su hija, no es lo que digamos comunicativa.

Lo que en un principio sería una venta rápida de la propiedad heredada, se alarga en el tiempo, ya que Marina antes de vender, quiere saber quién es y por qué esa mujer desconocida ha decidido dejarles a ellas su panadería y su vida. Su vida porque empieza a conocer a las personas de ese pueblecito y así es como conoce a Catalina, con quien trabajaba Lola - la mujer desconocida-, a Úrsula, una anciana vecina alemana, a Tomeu, a Gabriel, al párroco…, empieza a conocer a todas las personas a quienes Lola regalaba un trocito de pan de limón con semillas de amapola. Pero también, durante este tiempo, empieza a conocerse a sí misma y a reencontrarse con Anna.

A través de recetas de panadería, la escritora Cristina Campos, nos lleva a situaciones de la vida de cualquiera, en las que analizas tu vida, lo que haces, a lo que te dedicas, te replanteas tu vida sentimental y, sobre todo, te replanteas si eres feliz o si el miedo no te ha dejado tomar alguna decisión.

«(...)hace años que Anna estaba por encima del sentimiento de decepción. Esa fase la había superado hace mucho. Tantas veces la había fallado en sus veinticinco años de matrimonio que esa cena era un encontronazo más que pasaba por su vida al igual que transcurrían los días. A veces echaba la vista atrás y se preguntaba en qué momento dejaron de ser felices. "¿Me casé enamorada?"».

Pan de limón con semillas de amapola es una novela bonita, tierna y real. En la que evocas el mediterráneo: su olor, su sol y su paz y tranquilidad cuando no hay turistas. Una novela que habla de la amistad, de las relaciones familiares y de sus secretos; del amor en todas sus aristas: de hermanos, de parejas, de hijos y padres, de amigos…

Además, la calificaría cómo muy visual ya que te la imaginas como una película, y que disfrutas leyendo e imaginando; aunque tengo un pero, solo uno. Y es que en alguna ocasión la autora interactúa directamente con el lector y eso me desconecta del libro y no me encaja.

He de confesar que a veces soy de las que lee/compra un libro por lo bonita de la portada. Y ésta tiene una portada preciosa con una ilustración obra de Mateja Kovac.

Cristina Campos nace en Barcelona en 1975. Es licenciada en Humanidades por la Universidad Autónoma, y realiza un postgrado de guiones en la Universidad alemana de Heidelberg. Comienza su carrera laboral en el sector cinematográfico dónde, desde hace diez años, es directora de casting de largometrajes y series (Rec, Diario de una ninfómana, Mientras Duermes, El Crac…). Pan de limón con semillas de amapola es su primera novela y ha sido una de las diez seleccionadas por la Berlinale (Festival de Cine de Berlín) dentro de la sección “Books at Berlinale” para ser presentada a los productores, con el propósito de realizar una adaptación cinematográfica.

Ángeles Martín.

COMPRAR LIBRO: 


3 comentarios

FUERA DE QUICIO - KAREN JOY FOWLER

Muchos conocerán a esta autora por la ya emblemática obra El club de lectura de Jane Austen, publicada en 2004 con un éxito rotundo. En este caso, la editorial Malpaso nos trae la última novela de la escritora estadounidense, que quedó a un solo escalón de hacerse con el Premio Man Booker 2014: Fuera de quicio.

Envuelta en verde, tanto en su parte física – el contorno de las 318 páginas – como en su contenido – la Naturaleza por bandera –, Fuera de quicio es la reivindicación apoyada en forma de novela del lazo irrompible entre el ser humano y su cuna: la tierra, la naturaleza, el mundo. Siempre empujada por fragmentos del Informe para una academia de Kafka, esta novela nos sumerge en el interior de una niña que, ya adulta, nos da un profundo paseo por su infancia y posterior madurez. Karen Joy Fowler consigue, mediante un estilo frontal, hacerse con la respiración del que tiene la vista posada en su libro y cargar a esta de agitación, de suspense y  nerviosismo ante el grito apagado que pasa de Rosemary - la niña - al lector y que camina hacia la tragedia de una vida disuelta a causa del amor roto. Y es que el tema principal de Fuera de quicio es el amor, un amor que se baña en tragedia al entrar en escena la separación. Rosemary, hija de uno de aquellos científicos que estudiaron la mente primate introduciendo los experimentos en su familia, es criada junto a su ‘hermana’ Fern, un chimpancé al que se intenta humanizar y adaptar a una vida familiar típica americana. Con la conciencia por parte de estas ‘hermanas’ de ser seres iguales, Fern y Rosemary crecerán juntas como si se tratase de gemelas siempre de la mano de su hermano mayor: Lowell. Pero todo se truncará cuando Fern sea separada de la familia. Todo, incluso la propia familia. ¿Por qué?

Karen Joy Fowler crea un viaje en el tiempo a través del discurso de una Rosemary contemporánea llegando a convertir la narración en una confesión, en un llenar de significado los huecos que la propia mente había querido vaciar. Con Fuera de quicio nos introduciremos en la configuración de la mente humana y su adaptación a los traspiés evolutivos a lo largo de una vida, igual que viviremos la rotura interior que provoca la desaparición de un ser querido. Pero también saborearemos la rebeldía narrativa y el grito a la reivindicación hacia una sociedad global que apuesta por la separación antes que por la unión, que se encamina a pintar de gris lo que por tantos años ha sido verde. Fuera de quicio es una oda a la infancia pero también un golpe de realidad con respecto la edad adulta, es una ovación directa a la animalidad de las personas y a los animales en sí mismos como espejos de lo que somos intrínsecamente. Pero sobre todo, Fuera de quicio es una narración que desde su primera palabra se convierte en lágrima, una lágrima que incluso cerrando el libro al llegar a su punto final no cae. Fuera de quicio es una lágrima eterna que se encuentra, sabiendo que no va a caer, con los pies colgando al borde del abismo. 

Víctor González.
@chitor5

COMPRAR LIBRO:

 
;