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LAS POSESIONES - LLUCIA RAMIS

Mientras leía este libro pensaba en algo que vi hace unos días: tenía puesto en la televisión un conocido programa sobre libros en el que entrevistaban a Antonio Muñoz Molina por la publicación de su último libro. El presentador, también director del programa, le decía al autor algo así como que el personaje principal de su obra, también narrador, se parecía mucho a él, a lo que Muñoz Molina respondía: «no es que se parezca, es que soy yo». Y se reían. Y claro, cómo no pensar eso con esta novela de la que hablo hoy, si la vida de la protagonista, también narradora, casi podría calcarse a la de Llucia Ramis. Lo que pasa aquí es que llegas a ciertas páginas, para ser más exactos y para dar un ejemplo a la página 153 y lees: «No me leías a mí, sino lo que había escrito, que no es lo mismo. Leerme a mí es más difícil, ni siquiera yo estoy segura de poder hacerlo». ¿Quién es Llucia Ramis? ¿De verdad existe?

En Las posesiones, novela galardonada con el Premi Llibres Anagrama y que ahora publica en español Libros del Asteroide, nos encontramos con alguien – ya digo – muy parecido a Llucia Ramis, que se decide a contar cierta parte de su vida. Y no una parte cualquiera sino que, como es de esperar, una que pide ser volcada en palabras para poder ser entendida, cerrada. Una parte importante, vital.

Las posesiones es una historia o trama familiar narrada desde una única voz y una voz única, de ahí la grandeza. Fragmentaria en frecuentes ocasiones, al estilo del proceso de recordar, en esta obra Llucia Ramis consigue hilvanar el despojo vital de su personaje, el vómito de una herida abierta en forma de palabras. Esta novela es algo así como un aviso, un resguardo, una exposición de cicatrices futuras. Y para ello, se recurrirá al recuerdo. ¿Cuán nítidos son los recuerdos? Ese caminar por la neblina de la memoria es una de las claves de la novela. El padre, la madre, el amor y su correspondiente desamor, la soledad, el enroque, la recuperación, la vida en general, son otros de los muchos temas que se tocan en el recorte de una larga historia (¿eterna?) que ocupa poco más de 250 páginas.

La memoria, como digo, es una niebla que pide ser transitada para que puedas entender la vida, y en ese caminar es habitual encontrar fantasmas que te conocen bien y saben cuál es el momento más oportuno para aparecer, como le ocurre a la protagonista de Las posesiones. Y recordar, el proceso de recurrir a la memoria para construir las ruinas del pasado, es algo a lo que se ve abocado quien crece. Se puede leer en la novela la idea de que madurar, crecer, implica pérdida, implica la aceptación de esa pérdida, la aceptación de que «también somos lo que perdimos. O quizá somos sobre todo eso».

Toda esta inhibición por parte de un personaje que ve que la vida no le encaja, como si tuviera unas gafas de otra graduación mientras intenta ver la realidad, y que se encuentra con dramas familiares – suicidios, asesinatos, locura, depresión, ruina – y dramas vitales – rupturas, soledad, el fin del periodismo que tanto ama – que solo hacen que aumenten las revoluciones que marcan el ritmo y la velocidad de su mente.

Eso, una mente en movimiento, es lo que en base ofrece Las posesiones. Una delicia de cabeza. ¿Esta vez sí la de Llucia Ramis?

Víctor González
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A TRAVÉS DE MIS PEQUEÑOS OJOS - EMILIO ORTIZ

¿Alguna vez te has detenido a pensar más allá de lo que vemos cuando nos encontramos con un perro lazarillo y a su dueño? ¿Cómo viven realmente estas personas y sus fieles ayudantes? ¿Cómo han llegado a estar tan bien adiestrados o cómo funciona el día a día de una persona ciega? ¿Alguna vez te has preguntado cómo es la lucha constante de un discapacitado visual?

A través de mis pequeños ojos narra una divertida y emotiva historia de amor y superación narrada a través de los ojos de un perro guía. Cross es un perro alegre y travieso y Mario es un joven invidente que intenta abrirse camino en la vida. Esta conmovedora novela escrita por Emilio Ortiz nos cuenta una realidad que el autor conoce de primera mano, pues tiene su propio perro guía, llamado Spock.

Cuando me presentaron el libro, pensé que no era una historia indicada para mí, pues desde bien pequeña he sentido mucho respeto y miedo hacía los perros. Pero la lectura de este libro me ha cambiado, ha conseguido hacer un “clic” en mi interior, un “clic” que ha logrado, después de muchos años, que no me aparte bruscamente cuando me cruzo con un perro en la calle. Este libro está escrito con una sensibilidad abrumadora, es tanta la empatía que vierte Emilio Ortiz en el discurso de Cross, nuestro perro guía narrador, que a lo largo de la lectura, además de reír por doquier, se te eriza la piel y en algunos momentos te empaña la mirada. Tenemos enfrente una historia que nos hace navegar por nuestro interior y naufragar en sentimientos muy primarios, pero a veces demasiado olvidados. Este libro saca lo mejor de nosotros a través de una historia muy intensa, de un amor incondicional y de un ejemplo de lealtad que aún ahora, contándooslo, me emociona abrumadoramente. «Has cambiado mi vida, Cross. Has cambiado mi forma de ver muchas cosas. Gracias. Gracias por hacerme mejor persona de lo que era. Admiro e intento imitar siempre que puedo vuestra manera de actuar ante la vida. Para vosotros no existe el rencor, no existe el odio, ni la tristeza que no sea rápidamente pasajera. Yo diría que no solo tenéis alma, diría que vuestra alma es más grande, más pura y más noble que la nuestra.»

Pero no es solamente la relación tan especial entre amo y perro guía la que consigue emocionar, sino que la actitud de Mario ante la vida, la manera de disfrutar plenamente más allá de sus limitaciones, su ambición y su carrera por conseguir sus metas y sueños, su espíritu de superación y su valor te hacen emocionar, reflexionar y ver el verdadero valor de las cosas importantes que posees. Es por eso y mucho más que este libro te cambia. «Las personas que tenemos una discapacidad si no rompemos, si no derribamos todo aquello que nos protege, no somos nunca libres.»

Gracias Emilio por dejarnos conocer tu realidad a través de los ojos de Cross, gracias por compartirlo porque tu historia inspira y enseña a ver más allá de lo que puede alcanzar la mirada.

Andrea Moreno
 
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