CARMEN DE MAIRENA - CARLOTA JUNCOSA

Probablemente vaya a hablar de un libro que no te compres. Y no lo digo porque crea que a poca gente pueda interesar (¿ya?) Carmen de Mairena, sino porque en estos dos días en los que he leído (y disfrutado, mucho) el libro de Carlota Juncosa, cuando comentaba con los distintos amigos con los que he estado que lo estaba leyendo, que estaba pasándomelo muy bien haciéndolo, todos me miraban raro y sonreían como se le sonríe al cuñado que siempre hace la misma broma, sin gracia, insulsa y totalmente prescindible. Todos me sonreían sin hacerme realmente caso. Todos me sonreían como diciéndome que sería imposible que ellos compartieran el mismo pensamiento que yo. Ningún día, en ningún futuro, nunca. Sonreían y cada vez me sentía más lejos de ellos. Porque para mí no, para mí no es así. De verdad, es un libro genial. 

Es un libro genial pero creo que tiene un público pequeño y concreto. Primero de todo, quien lo lea tiene que ser capaz de despojarse de los prejuicios que pueda tener hacia una figura que siempre ha estado encasillada en los círculos más frikis de nuestra televisión. O más fácil, quien lo vaya a leer tiene que haber aprendido a despojarse de los prejuicios, en general. ¿Y a qué eso no es fácil? ¿A qué si has aprendido a hacerlo tú también te sientes un poco lejos de la gente que te rodea? En segundo lugar, tienes que aceptar que vas a leer la biografía de Carmen de Mairena sabiendo desde el primer momento que no es una biografía al uso sino más bien un libro ilustrado obra en su totalidad de Carlota Juncosa (exceptuando el prólogo de Javier Pérez Ándujar y el libro objeto que va a cargo de Blackie Books) en el que la vas a acompañar a través de sus experiencias junto a Carmen en su día a día durante aproximadamente un año. He dicho día a día pero ni eso, Carlota y Carmen se veían cuando una de las dos quería, aguantaban hasta que se aburrían (algo que llegaba muy pronto) y se contaban poco. 

También he dicho biografía de Carmen de Mairena y tampoco, y es que en realidad lo que tenemos aquí es un instante de la vida de Carmen o Miguel, sea quien sea, sin el “de Mairena”, personaje que quedó en alguno de los platós de los que ya no le llaman. Carlota muestra la cara oculta y verdadera del personaje de las rimas copleropornográficas (si se me permite la expresión), el personaje de los platós casposos en los que era invitada para poco más que reírse de ella (o de él, yo también tengo el problema del género que tiene Carlota). Ella se encuentra con otro personaje, el de una mujer cansada, deprimida y deprimente, pasada de todas las vueltas que puede ofrecer una vida e incapaz (o sin ganas) de volver a recordarlas, de relatarlas, de compartirlas con alguien que probablemente quiera escucharla, por primera vez, de verdad. 

A través de las caricaturas que Carlota hace tanto de Carmen como del extraño y aprovechado “séquito” que la rodea, vivimos por un rato en el destartalado y tóxico (en todas sus acepciones) piso del Raval en el que convive Carmen con Juan, el Grifota, quien la acompaña en todo lo que quiere (él, no ella) mientras la utiliza y aprovecha para sus necesidades más canuteras. Carmen es buena y ha decidido vivir en una bondad contaminada. Lo que no sé es si esa bondad también es contaminante, habría que preguntarle a Carlota, si se siente bien, si ha notado algo raro desde que terminó el libro.

Carmen de Mairena fue un personaje y es una persona, aunque creo que no por mucho tiempo, con perdón. Pero Carmen de Mairena es también ya un libro, y esto sí quedará; un libro que siempre ofrecerá el recuerdo de una persona que decidió subirse al caballo que ronda por el Raval y ser siempre uno o una de esa estirpe. Hay muchos mundos dentro de una ciudad y Carmen decidió verlo todo desde el más pequeño y bajo. Por suerte, tenemos artistas que viven en otra planta y se atreven a bajar a esas peligrosas y temidas latitudes para mostrar a los otros mundos qué hay y qué queda ahí, pero con respeto, con verdad y, sobre todo, porque no sé si Carlota se habrá dado cuenta de esto en su libro, con amor, con mucho amor. Leí por ahí no hace mucho que la fama es la calderilla del éxito, y esto es un retrato de alguien que se hizo famoso teniendo miles de agujeros en sus bolsillos. Un libro necesario, de verdad.


Víctor González


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