LUJURIA… Por estar poseyéndote hasta en mis sueños, donde no hay respiro, donde no hay nada que importe más que aquello que haces con mi cuerpo… con mi alma.
GULA… Por derretir chocolate sobre tu piel y lamer tus heridas, saboreando cada rincón que me dejes probar hasta que esté saciada de ti, hasta que esté completamente llena del amor que me das.
AVARICIA… Porque solo seas mío, porque como alguien se atreva solo a respirar en tu misma dirección soy capaz de matar. Quiero ser la única que te toque, te mire, te desee, te ame, te necesite.
PEREZA… Por no querer que pase el tiempo a tu lado, porque quiero quedarme colgada de tus manos indefinidamente, irremediablemente, sin hacer otra cosa que amarte una y otra vez, lenta, pesadamente, sin prisas.
IRA… Por lo injusto que es el mundo cuando me separa de ti. Cuando aquellos que nos envidian quieren que seamos tan infelices como ellos, pero nada ni nadie podrá con nosotros, con todo lo que hemos construido.
ENVIDIA… De la tela que te toca, del sol que te ilumina, del aire que te roza.
SORBERBIA… Porque me has elegido a mí y no a otra, por lo que me siento el ombligo del mundo. Porque nadie te arrebatará de mis brazos porque soy lo mejor que te ha pasado.
Y seguiré pecando una y otra vez, mil veces porque no habrá ni dios ni demonio que me impida sentir lo que siento por ti.
María Nieves Fernández.
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