La
demostración en forma de libro de que toda persona puede tener sueños. La
demostración de que todo es más sencillo de lo que parece. La demostración de
que existe un mundo gobernado por lo sueños, un mundo feliz, dónde la única
moneda es el amor, y el principal lazo el compañerismo, el cariño. Un cariño
real, que sirve de combustible a las personas, que digiere todo tipo de envidia
y rencor y lo introduce en un lugar sólo conocido por él, un lugar al que los
humanos no sabemos ni podemos llegar, un lugar seguro, dónde tendría que
residir todo lo que nos evita perseguir nuestros sueños. Sueños que intentamos
ocultar con la rutina, con el conformismo, con la falta de fuerza de voluntad,
la falta de fuerza interior, el poco cariño que tenemos hacia nosotros.
Cury
nos presenta a un hombre sin igual, un hombre que se presenta como un vendedor
de sueños, un hombre sin aparente pasado que su única voluntad es vivir la vida
con amor, repartir amor, sacar los sueños que toda persona lleva dentro, pero
que la inmensa mayoría rehúye de alcanzar. Él rompe con esa mayoría, se sitúa
indirectamente y en contra de su voluntad como personaje principal de una
historia en que los más pobres en cuestión de sueños, los más perdidos, los que
creen no tener salida, los que creen vivir en un hondo pozo encuentran en él la
puerta a la felicidad, con un principio de duda, de miedo, pero con un final de
júbilo, de amor completo. Amor completo de una persona completa, de una persona
que tuvo que tocar fondo para comprender el verdadero sentido de la vida, y que
ni mucho menos se guarda esta receta para él, sino que la comparte con todo
aquel que se precie, con todo aquel que lo acepte, y con aquellos que no,
también. Ni mucho menos espera ver caer a los demás para compartir su secreto,
todo aquel que se acerca a él es bienvenido a su mundo personal, ese mundo
amueblado con felicidad, con optimismo, con sueños, y como si se tratara de un
excelentísimo arquitecto va construyendo muebles, habitaciones, casas, en forma
de sueños para todo aquel con esa voluntad, con la voluntad de querer soñar, de
querer vivir la vida con optimismo, de crearse un interior fuerte, un interior
seguro, un interior feliz para proyectar esa felicidad al mundo exterior, esa
seguridad de sentirse bien por dentro, la que conlleva irradiar ese
positivismo, hipnotizando con la sonrisa, abrazando con amor.
Un
hombre que muchas personas pueden decir que es ficticio, que no existe, que es
un mero invento literario, una utopía. Esas mismas personas que guardaron sus
sueños en un cofre muy al fondo de su corazón y perdieron la llave allí dónde
nunca poder recordar ni encontrarla, un cofre ya oxidado, que solo aflora en
los últimos instantes de tantas marchitadas vidas, cuando nos damos cuenta que
ya es demasiado tarde y cuando aparecen en nuestras mentes pensamientos como
los del distinguido R. Sharma: “Los jóvenes no saben. Los viejos no pueden”.
Nunca es tarde para perseguir nuestros sueños, eso intenta inculcar en las
mentes abiertas este magnífico personaje, personaje que vive debajo de un
puente, que no tiene ropa, ni aseo, ni comida, ni dinero, pero que se le ve
feliz, que es feliz, y al preguntarle el por qué contesta simple y llanamente:
“Soy un simple caminante que ha perdido el miedo a perderse”.
Es
posible que no existan personas así en el mundo, es posible que todo sea una
mera utopía, es posible que no existan los vendedores de sueños, que perseguir
los sueños no pase de habladurías e imposibles, que tener sueños sea para los
aburridos, para los ignorantes. También puede ser que exista un mundo mejor, un
mundo al que ha conseguido llegar poca gente, un mundo donde cada día es un día
nuevo, donde nuestra mente solo observa a través del optimismo, un mundo donde
todo juega al son de esta mente, la que puede engañarnos hundiéndonos en el
pesimismo generalizado o la que podemos conseguir adiestrar y encaminar en la
senda de la felicidad. Quizás el error ha sido siempre nuestro. Quizás nos
hemos negado tanto a los sueños que han dejado de existir. O quizás no. “Cuando
el alumno está listo, aparecen los maestros”.
6 comentarios:
muy buen libro, lo recomiendo 100%
es un libro atroz,que simplemente te enseña que no se nececita del dinero para ser feliz,que vivimos en una sociedad en la que los sueños han pedido la oportunidad de volar
Quiero leerlo gracias por la reseña :)
buen libro ,idealismo es superior a una sociedad materialista,una sociedad enferma por el consumismo,donde casi todo se compra,bueno.
es un libro increible que se atreve a retar el sistema sin miedo a nada, nos da la oportunidad de reflexionar que el mundo nos esta obligando a ser maquinas sin pensamientos consuministas de cosas innecesarias por una mascara ante los demas nos volvimos adictos al que diran si no mejoro sin darnos cuenta de que como somos estamos bien
Un gran libro y muy fantástico, la sociedad está enferma y hace que las personas nos enfermemos, el éxito es perjudicial cuando no se disfruta del vivir, cuando se inclina al consumismo exagerado, cuando el factor persona como sujeto pasa a ser objeto, todo se distorsiona. Es bueno soñar y vivir conectados con las emociones, y los anhelos que realmente queremos alcanzar desde el fondo del corazón.
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