EDIPO REY – SÓFOCLES


En esta ocasión damos un paso de gigante en la historia para irnos al siglo V a.C. y centrarnos esta vez en la tragedia griega por excelencia. Es obligatorio a la hora de hablar de ella dirigirse al estudio realizado por Aristóteles en el que la define como: “mimesis de una acción elevada, de una cierta extensión, que provoca la catarsis”. Una frase con piel de sencillez, de leve significado pero que desgranándola se le llega a ver todo su sentido.

Como mimesis podríamos entender imitación si habláramos de la literatura coral de años anteriores pero, en el caso de la tragedia, la traducción ideal sería representación. De esta manera podríamos definir la mimesis como la representación de una realidad que está creando la propia representación.

En el caso de acción elevada porque siempre está protagonizada por su héroe trágico, alguien en contacto con las divinidades pero que no forma parte de ellas, alguien humano pero superior a los normales. Siempre veremos a este personaje como superior, ya sea por su inteligencia, condición social, valentía…pero acompañado a su vez de la obligada catástrofe (katastrophe), es decir, de la siempre presente caída del héroe.

Una cierta extensión porque es una acción que transcurre en el breve espacio de tiempo de un solo día, para conseguir de esta manera la densidad que necesita.

Y ya por último la catarsis, la purificación, la experiencia que todo aquél presente en el público siente y comparte. El miedo (hacia el castigo de los dioses, hacia el destino) y la compasión (por el héroe, por su ingenuidad, por su responsabilidad) ocuparán los cuerpos de los espectadores y los llevará a un estado de embriaguez, de duda, con un sentimiento persistente de purificación, de paz.

En Edipo Rey la historia sigue al pie de la letra la frase comentada. Edipo aparece como rey de la ciudad de Tebas, la cual está inmersa en una grave crisis debido a la peste que la asola, con la misión dada por el Oráculo de Delfos de vengar la muerte del último rey de Tebas y así salvar a la ciudad. Edipo hará todo lo que esté en sus manos para vengar el asesinato del antiguo Rey. Se cargará de lo que los griegos llamaban hybris y se creerá capaz de descifrar esa incógnita, moverá cielo y tierra para descubrir qué sucedió; y lo único que encontrará será su katastrophe.  

En definitiva, un libro de obligada lectura con el que se conocerá mucho más acerca del por qué de muchos recursos y giros literarios. Esta obra es el principio de lo que ahora conocemos como teatro, es el origen de muchísimas representaciones, es la semilla que originó algo tan grande como Hamlet, es el inicio de algo sin fin.  

Una obra en la que se habla del destino, del amor, de la desmedida, el exceso, la soberbia, etc. Una obra maestra escrita en una época en la que la ciudad era gobernada por todos, en una democracia real, dónde cada voz tenía la misma fuerza. Parece impensable que una obra tan “actual”, tan preparada para introducirse en esta época, tan cargada de verdad (no la verdad que nos quieren hacer creer en este tiempo, verdad “de verdad”) fuera creada hace más de 2.000 años. 

Víctor G. 
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