DIARIO DE UN INFORTUNIO – MANUEL MATA


Ya es la tercera obra de la cual hablamos en este blog con la misma autoría, la del coach, consultor y escritor Manuel Mata. Si en las otras dos (‘¡Reinvéntate!’ y ‘Supera tus miedos y alcanza tus sueños’) encontrábamos un tratado doctrinal hacia uno mismo con el afán de superación personal; en esta, el escritor nos ofrece algo totalmente diferente: la historia de un personaje el cual debe convertirse en el cuidador de su pareja sentimental al verse afectada por un ictus cerebral.

En esta novela se trata un tema tan delicado pero desde una perspectiva distinta a la usual, la del cuidador. Este será quien relate lo sucedido día tras día a modo de diario, apoyándose en el papel en blanco como único amigo, como única vía de escape, de desfogue. Se podrá ver en qué situación se encuentran estas figuras tan importantes en la recuperación del enfermo y a la vez tan olvidadas y desprotegidas. Además, la obra sirve de crítica a la hipocresía de nuestras amistades, demostrando lo solo que puede llegar a quedarse uno mismo en un momento de necesidad que, por irónico que parezca, es cuando más se las necesita.

El papel será el confesor de este cuidador cuyos sentimientos decaerán en multitud de ocasiones, pero que siempre conseguirá sobreponerse gracias al amor que siente por esa persona que lo necesita.

Con la familia de su pareja en contra, graves problemas económicos y cada vez mayor desconfianza hacia sí mismo, este cuidador llegará hasta el punto de verse abandonado por un novio obnubilado por las recomendaciones de su familia, sin hogar y poco con lo que mantenerse.

En definitiva, podría definirse la obra de este autor catalán como una profunda crítica a la sociedad actual que se envalentona al llamarse avanzada pero que aún no asimila temas como la homosexualidad, un ataque a la medicina en general la cual busca el rápido diagnóstico y tratamiento con el fin de tener más ‘camas libres’, una reflexión acerca de qué es la verdadera amistad y si esta depende de ocasiones. Algo que muchos deberíamos considerar y razonar, y no llevarnos por la efímera alegría de ser ‘queridos’ por tantos. Porque las desgracias llegan, tal y como recoge el propio autor en la obra citando al dramaturgo español Jacinto Benavente: “Los náufragos no eligen puerto”. Y esas amistades que tanto reforzaban a nuestro ego, se diluyen en las descontroladas lágrimas que estos cuidadores expulsan al estar con su única amiga real, la soledad.

Víctor G.
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