Respiras.
Siento que respiras. A tu derecha, esa máquina que escupe pitidos progresivos
lo evidencia. ¿Pero piensas? Sí...Seguro que piensas, porque al tocar tu mano,
un milímetro de tu ceño, de tu gesto, ha variado... Duermes pero estás
despierto...Listo para escuchar mi cuento.
Apago
la luz de esta sala tan apacible como desamparada... Y vuelvo a tocarte. Mi
sensibilidad se queda corta al alcance de la tuya, porque en tan solo unos
segundos has sumado algunas décimas de temperatura. Y es que estamos solos,
pero con una sutil diferencia: tú estás indefenso, yo juego con armas. Mis
palabras. Y tendré que emplearlas antes de que acabe el tiempo. Antes de que
esos pasos nos desvistan de nuestro clima pactado.
No
vengo a hacértelo fácil. No. Sería un pobre iluso porque sé que las verdades
duelen. Vengo a salvarte o, tal vez, a matarte. Sólo tú lo eliges. Sigo con mi
mano rozando tu mano y en consecuencia advirtiendo tu pulso. Mientras, por los
pasillos se va acercando...
Es
aburrido estar ciego teniendo ojos sanos ¿Verdad? Es aburrido malgastar el
tacto y los labios en caricias y besos por contratos, ¿No es cierto? Es
aburrido estar dormido, mientras estás despierto...
Pudiste
hacerlo divertido, pudiste besar con criterio. ¿Por qué nunca abrazaste con
deseo? Ni siquiera aprovechaste tus ojos grandes para descubrir el paisaje
impensable. Pudiste coger en un puño segundos al tiempo y exprimirlo...hacer
trizas lo banal, romper el pautado método.
Y
te agarro con más fuerza. ¡Y te suelto! Sorprendido de las prisas de esos pasos
sempiternos. No hay más tiempo entre nosotros, ni más puños para encerrarnos
dentro. Tu corazón que latía allá latiendo ahora late aquí para latir como algo
nuevo. ¡Está escuchando! ¡Se acerca! ¡Lo escucha muy atento! Gira el pomo de la
puerta. No podemos construir más tiempo... Y desaparezco mas lamentando ver si
será cierto...
Luz.
No hay más color negro. Es un día blanco y fresco. Venía la vida a verte. La
misma que has de afrontar sin miedo para no morir en el intento. Y despiertas.
Y quizá en el inconsciente ganaste una vida y quedó atrás la muerte. Y quizá en
el inconsciente...
Daniel Arrébola.
@dani3arrebola
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