Manel Loureiro tiene algo que engancha. Lo consiguió cuando empezó a escribir una novela en su blog, la cual acabó siendo objeto de lucha de importantes editoriales y poco más tarde en película (‘Apocalipsis Z’), y lo sigue consiguiendo con su nueva novela, de la que hablaremos hoy: ‘Fulgor’, publicada por Planeta.
En 2014 se convirtió en el escritor español más vendido ese año en Estados Unidos, lo cual le costó que en España se le empezase a llamar ‘el Stephen King español’. Aunque él defiende que esa etiqueta es como un abrigo que le queda demasiado grande, debemos reconocer que, ya sea por sus estudios de abogado o por puro talento innato, Manel Loureiro sabe lo que el lector quiere cuando se acerca a un libro de sus características; lo sabe, lo explota y lo consigue.
En ‘Fulgor’, el escritor gallego trata el tema de las auras en las personas desde el punto de vista de alguien que descubre ese talento en sí misma tras un accidente de tráfico. Casandra, la protagonista de la novela, deberá entender qué es lo que le ocurre, por qué ve energías de distintos colores que aparecen como llamas alrededor de las personas, quiénes son aquellos que ve tan oscuros y por qué, de repente, la están persiguiendo. A partir de ese momento, y reacia a contar lo que le ocurre por miedo a ser tratada de loca, Casandra emprenderá un viaje en el que se adentrará en el mundo de los Oscuros y de los Grises, en el que observará cuánto de malvado hay en el gobierno de nuestro mundo, en el que comprobará, con sus propios ojos, que nada es cómo parece a ojos de los normales, que detrás hay algo muy gordo, sucio y terrorífico a lo que solo ella se puede enfrentar. Casandra descubrirá que es una Hija de la Luz y, entre el dilema de proteger a su familia o enfrentarse al peligro que la acecha, discurrirá una novela donde cada final de capítulo es un anzuelo certero hacia el lector, indefenso ante la tensión que Manel Loureiro va dejando mediante pinceladas, muy poco a poco, según avanza la novela.
En Fulgor, Loureiro demuestra el porqué sus novelas son tan codiciadas por los directores de cine. El lector viaja, como estando tras una cámara, por todo lo que ocurre en una pequeña ciudad lluviosa donde, asesinato tras asesinato, el miedo se convierte en la comidilla de los habitantes. El lector, empapándose de la historia, se convierte en la sombra de Casandra llegando incluso a sentir el miedo hacia el porvenir, la responsabilidad de sus actos, el cuidado de su familia.
Decía Truman Capote que «el que no imagina es como el que no suda, almacena veneno»; y nosotros, ante tal obra de la imaginación, solo podemos afirmar rotundamente que estamos limpios por dentro.
Víctor G.
@chitor5
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En 2014 se convirtió en el escritor español más vendido ese año en Estados Unidos, lo cual le costó que en España se le empezase a llamar ‘el Stephen King español’. Aunque él defiende que esa etiqueta es como un abrigo que le queda demasiado grande, debemos reconocer que, ya sea por sus estudios de abogado o por puro talento innato, Manel Loureiro sabe lo que el lector quiere cuando se acerca a un libro de sus características; lo sabe, lo explota y lo consigue.
En ‘Fulgor’, el escritor gallego trata el tema de las auras en las personas desde el punto de vista de alguien que descubre ese talento en sí misma tras un accidente de tráfico. Casandra, la protagonista de la novela, deberá entender qué es lo que le ocurre, por qué ve energías de distintos colores que aparecen como llamas alrededor de las personas, quiénes son aquellos que ve tan oscuros y por qué, de repente, la están persiguiendo. A partir de ese momento, y reacia a contar lo que le ocurre por miedo a ser tratada de loca, Casandra emprenderá un viaje en el que se adentrará en el mundo de los Oscuros y de los Grises, en el que observará cuánto de malvado hay en el gobierno de nuestro mundo, en el que comprobará, con sus propios ojos, que nada es cómo parece a ojos de los normales, que detrás hay algo muy gordo, sucio y terrorífico a lo que solo ella se puede enfrentar. Casandra descubrirá que es una Hija de la Luz y, entre el dilema de proteger a su familia o enfrentarse al peligro que la acecha, discurrirá una novela donde cada final de capítulo es un anzuelo certero hacia el lector, indefenso ante la tensión que Manel Loureiro va dejando mediante pinceladas, muy poco a poco, según avanza la novela.
En Fulgor, Loureiro demuestra el porqué sus novelas son tan codiciadas por los directores de cine. El lector viaja, como estando tras una cámara, por todo lo que ocurre en una pequeña ciudad lluviosa donde, asesinato tras asesinato, el miedo se convierte en la comidilla de los habitantes. El lector, empapándose de la historia, se convierte en la sombra de Casandra llegando incluso a sentir el miedo hacia el porvenir, la responsabilidad de sus actos, el cuidado de su familia.
Decía Truman Capote que «el que no imagina es como el que no suda, almacena veneno»; y nosotros, ante tal obra de la imaginación, solo podemos afirmar rotundamente que estamos limpios por dentro.
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