Anette intenta por todos los medios que su hija Emma no coja el autobús que la lleva a otra ciudad para estudiar en la Universidad. Aún no está preparada para que su hija abandone el hogar y la deje allí sola. Pero se va y ella dispone de muchas horas sin nada que hacer. La casa más limpia que nunca, alarga los desayunos el tiempo máximo que puede, se cambia en el vestuario del trabajo lo más despacio posible… Antes, su vida se centraba en trabajar, y en Emma. Y ahora dispone de miles de horas para ella misma. ¡Qué hacer! Vive en una pequeña población en la que es difícil guardar un secreto, todos se conocen y más cuando trabajas en un supermercado, aquí hay poco que hacer más que trabajar y de vez en cuando quedar con tus amigas a tomar unas cervezas. Todo el mundo la pregunta cómo lleva que Emma se haya ido a la universidad.
Anette recuerda que a los dieciocho años tenía planes y conseguiría las tres cosas que más le harían feliz en la vida: su propia casa, ir en moto y arreglárselas sola en la vida. Y solamente ha conseguido arreglárselas por sí misma. Así que aconsejada por sus amigas, decide que debe dejarse de chorradas y buscarse una vida.
Comienza apuntándose a clases para aprender a conducir una moto. Su profesor de autoescuela es Lukas, diez años menor que ella y bastante guapo. Su amiga Pia la motiva para que intente ligárselo, ya que ¿cuántos años hace que no tienes una aventura? Y no sabe muy bien cómo pero comienza una historia con él.
En el supermercado se presenta Anna María Márquez, el pez gordo del ayuntamiento y, tampoco sin saber muy bien cómo, acaba por organizar el Día de Skogohammar en el pueblo, donde tiene que conseguir implicar a tiendas, asociaciones y voluntarios para que vuelva a convertirse en una Día que todos los ciudadanos de Skogahammar sea cual sea su edad, vuelvan a divertirse juntos.
Su lectura es bastante entretenida, pero pasar no pasa nada realmente que te enganche más que la historia de vida de la protagonista hasta las un poco más de cien páginas para el final. Y es una pena porque luego se desenvuelve todo demasiado rápido. Para mí, pierde mucho tiempo al principio en narrar un día cualquiera, para luego cuando se pone interesante cerrarlo muy rápido. Las últimas páginas te enganchan mucho, quieres saber qué pasa con su madre y su amante, con su amiga Pia, con su hija. Te gustaría saber más de la vida de algunos personajes secundarios, pero no lo desarrolla.
El tema sobre el que trata, el síndrome del nido vacío, me ha gustado. ¿Qué haces con tu tiempo cuando tienes demasiado tiempo? En qué momento, o qué circunstancias hacen que dejes tus planes, lo que te hace feliz, o lo que piensas que será tu vida de adulto. Y cuándo echas la vista atrás descubres las diferencias que hay entre tu yo del pasado y tu yo del presente. Sientes esa añoranza de juventud, de aventura, de libertad.
En conclusión, es una obra que se lee fácil, divertida en muchos momentos. Fresca en el lenguaje, perfecta para desconectar de tu día y a día, reírte un rato aunque eso sí, el final es: fueron felices y comieron perdices. Un poco previsible.
Katarine Bivald, nace en Suecia en 1983. Ha trabajado desde muy joven en una librería hasta que en 2014 publicó La Librería de los finales felices, novela que se convirtió en éxito internacional al ser publicada en más de veinte países.
Ángeles Martín.
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2 comentarios:
Esta la dejo pasar. La parte cómica no me va mucho y que sea previsible.. Gracias por la reseña.
Un beso ;)
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