Otra obra de arte del
maestro Jodorowsky. En puntos como este no caben más adjetivos hacia su
persona, él creó lo que nadie había creado, él creó lo que ha empujado a
millones de personas a abrir los ojos a un mundo que solo pide amor, el creó la
psicomagia, y cuánto le debemos a él y a ella. Pero se dejó por crear algo
importante, adjetivos que se pudieran usar para él, se dejó por crear el cómo
referirse a él, el qué decir sobre él, Jodorowsky es único, es especial, y por
ello debería haber parido con la Psicomagia adjetivos nuevos, adjetivos únicos,
que solo pudieran asociarse a él; y no lo hizo, lo que demuestra aún más su
humildad, lo que demuestra aún más su grandeza, lo que demuestra quien es
Jodorowsky. Un hipnotista capaz de dormir a cualquier persona mediante el
habla, mediante su mirada, sus gestos, su calma, su paz. Esa paz que desprende
su aura, esa paz que se ha adueñado de la sombra que le persigue a todas horas,
una paz infinita, y que llega a todos los que le siguen. Ahora ha decidido expandirse
mediante sus manos, sus palabras, unas simples letras que parecen inofensivas,
letras que a priori pueden costar de leer, en estos momentos de tanta facilidad
audiovisual; pero también son letras que forman líneas que se extienden en un
libro excelso, un libro de esos que deberían ser de obligada lectura, un libro
de esos que abre la mente de las personas, un libro de esos que te hace
preguntarte por qué la gente no quiere, por qué la gente lo evita, por qué la
gente no acepta esta ayuda.
Es una ayuda para vivir la
realidad, es una ayuda para disfrutar de la vida de otra forma, de la forma que
busca el cenit de la felicidad, de la forma que busca un mundo mejor, de la
forma que buscar el amor como principal nudo entre las personas, en definitiva,
de la forma que busca la harmonía, la harmonía entre las personas, entre ellas
y el mundo, entre el mundo y ellas, la harmonía total.
Un paseo por su vida, un
paseo a su manera, desde que nació hasta ahora, con esa peculiar forma de
escribir, la que hace seguir y seguir, como si de un oasis se tratará, como si
nos ubicará en medio de un desierto, exhaustos, sedientos. Es inevitable
continuar, página tras página, punto tras punto, hasta llegar a un último
punto, un último punto que te hace despertar, que te da un fuerte golpe y te
avisa que el sueño ha acabado, que te avisa que no hay más, que te deja con
ganas de seguir, y que tras ello te hace volver atrás, meditar sobre lo leído,
y en ese momento empieza a crecer la flor que Jodorowsky ha plantado en tu
interior mientras te tenía sumido en su sueño, esa semilla que se abre para
dejar salir una gran flor, la flor de la conciencia, de una conciencia vital,
de una conciencia interior, que te hacer ver el mundo desde otro punto, desde
otra perspectiva, la perspectiva que él consiguió alcanzar tras esa vida incesante,
la perspectiva del amor como fuente de energía, tanto exterior como interior,
el amor como forma de vida.
http://www.megustaleer.com/ficha/P836426/la-danza-de-la-realidad
Víctor G.
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