Destapar el misterio que rodea a los Ooparts, ese es el objetivo de estos dos investigadores en un ensayo cargado de datos científicos, objetivos y palpables. Un Oopart, para el que esté preguntándoselo, es el acrónimo de ‘Out Of Place Artifact’: objetos encontrados que no concuerdan con su época o su contexto.
Los discos dropa, la estatuilla de Nampa, el martillo de Londres, las esferas de Ottosdal, el avión de Saqqara, la máquina de Antikythera o la lente de Nimrud son algunos de los muchos artefactos que se tratan en este elaborado trabajo el cual busca fijar en la tierra los pies de aquellos que suelen dejarse llevar por las estrellas. ¿Fue realmente abducido Elías como se ha dicho observando la Biblia? ¿Cohabitaron dinosaurios y humanos? ¿Hubo bombas nucleares en la antigüedad? Contrarios a teorías ufológicas, hipótesis cosmológicas y conjeturas envueltas en misterio, los autores llenan las páginas de este libro con datos demostrables, testimonios de peso y trabajados estudios con el fin de demostrar que mucho de lo que se piensa es resultado de la no comprensión, o peor todavía, de la voluntad de no comprensión. Y es que esa es, en la mayoría de ocasiones, la conclusión que se extrae al final de cada caso tratado: la conclusión de que no sabemos, o no queremos, ponernos en la situación del momento en el que ese objeto fue creado, en las circunstancias que rodearon al acontecimiento, a la época y al autor de tal artefacto. Al encontrar uno de estos objetos, los investigadores o aficionados al tema buscan hallar una respuesta desde una conciencia del siglo XXI, sin hacer el esfuerzo de mirar el descubrimiento con los mismos ojos de quien lo creó, de quien lo utilizaba o de quien lo dejó donde ha sido encontrado. Este mirar desde delante y no desde el momento apropiado es lo que se conoce como “principio de disyunción”, y lo que podría marcarse como tema principal de este interesante ensayo de casi 300 páginas.
Es mucho más atractivo pensar en la posibilidad de que una civilización avanzada, ya sea de alguna isla hundida de nuestros mares o de las estrellas, haya dejado estos objetos como prueba de su existencia remota. Pero pocas veces es esa la solución más sensata. En este libro el lector curioso podrá comprobar cómo en la mayoría de ocasiones hay razones mucho más sencillas para todo, menos utópicas y más conectadas con la realidad aparente, con el transcurso de la historia conocida. El misterio atrae, pero la verdad convence, aunque muchos no quieran oír hablar de ella o se escuden en que el sentido de vivir es encontrar su cara oculta.
«Que no podamos explicar algo no significa que valga cualquier cosa para explicarlo. Además, ¿por qué les concedemos a los alienígenas el talento y la creatividad que les negamos a los seres humanos de la antigüedad?».
Víctor González.
@chitor5
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