Este libro infantil comienza como toda buena historia debe empezar, con: «Había una vez...» Y es que, había una vez un pueblo en el que no pasaba nada fuera de lo normal. Sus habitantes se despertaban, trabajaban y volvían a dormir. No había ninguna preocupación más. Con eso era suficiente. Pero un día los campos de trigo y cereales comenzaron a aparecer quemados o devorados. No sabían qué podía ocurrir hasta que descubrieron que el culpable de todo era un enorme dragón rojo. Enseguida apareció el miedo a lo desconocido y la desconfianza. Pero a pesar de todo decidieron que debía ser juzgado y llevado a la ciudad. Se realizó una asamblea donde se escucharon varias propuestas y tras debatir decidieron que recibiría instrucción militar, ya que era grande y fuerte y podría ayudar a defender la ciudad. Al dragón no le gustó mucho esta idea y se cansó de tanto ejercicio y comenzó a comer hierba, que era mejor y mucho más divertido. Entonces el alcalde tuvo una brillante idea: - «¡Ganaremos dinero exhibiéndolo como atracción! Es muy grande y vendrá gente de todo el mundo a admirarlo.» Así que le construyeron una jaula, que como os imaginaréis no le gustó mucho. A él le gustaba disfrutar al aire libre, lanzar fuego y comer. Y por fin alguien tuvo una idea brillante. Aprovecharían que al dragón le encantaba escupir fuego para construir una fábrica de electricidad. Y así todos felices. Mimaban al dragón dándole comida y luego él echaría fuego por la boca y calentaría el agua y las casas de todo el pueblo. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
Es una idea sencilla, bonita y cargada de miles de valores con los que trabajar con los niños. El trabajo en común, el esfuerzo, no prejuzgar a primera vista, la convivencia y el respeto, la toma de decisiones en común, la justicia…. Y se ve que está claramente dirigido a niños que por su edad comienzan a enfrentarse a problemas y ayuda a entender que todos podemos tenerlos y que has de enfrentarte a ellos con valentía, sin miedo, y que los demás pueden ayudarte a ello.
Y por último los dibujos. Realizados por el mismo autor, son ilustraciones con un trazo seguro, sencillo y llenos de colores vivos e intensos. Parece que siempre hay luz y dan ganas de vivir en ese pueblo. Por otro parte, me encanta que se pueda seguir la historia solo mirando los dibujos, sin la necesidad de saber leer. Y eso es de agradecer, ya que he leído cuentos dirigidos a niños que aún no saben leer en las que las ilustraciones a veces eran incomprensibles y parecían más dirigidos a adultos que a niños.
Algunas de sus obras son:
El gentil dragón rojo. 1982
Demasiado ruido. 1991.
El cocodrilo pintor. 1991.
Una torta de cumpleaños para Osito. 1996
La Rana está triste. 2003
Y la Serie Sapo con, entre otros: Sapo tiene miedo, Sapo y el forastero, Sapo y la canción del mirlo….
Ángeles Martín.
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1 comentarios:
Que bonito!
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