Jenn Díaz, Barcelona 1988, es autora de cinco novelas con apenas 28 años: Belfondo, Principal de los Libros, El duelo y la fiesta, Principal de los Libros, Mujer sin hijo, Jot Down Books, Es un decir, Lumen y Mare i filla (su primera novela escrita en catalán, publicada por Amsterdam Ara Llibres). Colabora en varias revistas como Granite & Rainbow, Jot Down, con el blog «Mujeres» de El País y Catorze.cat; es la fundadora y coordinadora del fanzine feminista Matrices.
De ella se ha dicho que es el nuevo fenómeno literario, más por su manera de escribir, que por el boom literario. Es considerada por la crítica como autora destacada del neorruralismo.
Sólo he leído Madre e hija (Destino) pero enseguida te das cuenta que su literatura habla sobre lo cotidiano, lo más íntimo, y lo hace dotando la narración de belleza y naturalidad. Habla de sentimientos tan íntimos que muchas veces sólo son pensados. Habla de secretos de familia, y habla de verdades. Nos descubre pensamientos no dichos por el qué dirán, o porque son tuyos y de nadie más. Es una novela de envidias injustificadas pero sentidas, de odio, rencor, de amor puro y sincero, y de carencias afectivas. De la vida y la muerte y de cómo vivimos y cómo morimos. De la necesidad de casarse, de la presión de la sociedad porque las mujeres se casen y que tengan hijos. De qué se espera de ti, cómo te has de comportar por ser mujer. De todo lo que rodea y afecta a una persona.
Fácil reconocerse en algún momento, puesto que los personajes principales son mujeres en diferentes estados de vida. Una madre, una hija, una tía, la mujer del amante, la hija del amante, una sobrina… Lo que cada una de nosotras somos o hemos podido ser. Y nos cuenta cómo se sienten, cómo afrontan las situaciones. Diferentes modelos de ser mujer y diferentes maneras de entender el mundo que las rodea, la familia y el amor.
Comenzamos a descubrir a estas mujeres a partir de la muerte de Ángel (el padre, marido, hermano) y cómo este hecho influye en cada una. Cómo tendrán que rehacer su vida a partir de la pérdida de la referencia del hombre y así orientarlas de nuevo. Las iremos conociendo poco a poco, viendo lo que piensa cada una de la situación de la otra, o de la de ella misma, llegando a imaginar su físico de manera nítida.
Toda la historia nos la cuenta una única voz, que nos habla de la madre, la hija, la cuñada sin ponerles nombre. Muchas veces expresando ideas de carrerilla, como hablan los niños que hablan y hablan sin puntos y aparte y uniendo todas las frases y las palabras salen y salen por la boca sin filtro. Te tienes que acostumbrar a ello, pero en seguida coges ritmo y se hace una lectura ágil. Deseas volver a saber qué le pasa a Gloria pero no quieres abandonar a Natalia.
Usa un lenguaje claro y cercano que te acerca a lo más personal. Lenguaje sencillo, ideas sencillas pero gran novela que te emociona, te sientes parte de su familia, una cómplice a quien le cuentan sus secreto. Sin duda merece la pena su lectura ya que es un libro muy diferente a cualquiera que hayas leído. En algunos aspectos me recuerda a Departamento de especulaciones de Jenny Offill, por lo original y fresca.
«Todo sería más fácil si mamá no fuera mamá. Ahora tía Dolores y Natalia no vivirían solas, no sentirían tantos y tantos remordimientos –esa sensación clásica y perversa de la culpabilidad. Gloria también sería más feliz si no fuese como es, tan arisca, huyendo siempre de la generosidad de los demás, un poco neurótica; pero hace tiempo que Natalia ya no está preocupada por no querer a su madre como debería hacerlo una hija, y hace más tiempo todavía que no se enfada con sus impertinencias, una madre es una madre.»
Ángeles Martín.
@Angelesmmartin
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2 comentarios:
me encanta la portada de este libro y lo tengo entre mis pendientes.
Un beso ;)
¡Gracias por tus comentarios, Natàlia!
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