Tengo que reconocer que me ha encantado leer este libro. Me ha encantado leerlo y me ha encantado el libro. No soy muy ducho en materia de cómic así que pocas apreciaciones técnicas podré dar – aunque la verdad es que tampoco las doy cuando hablo de otros libros –, así que me dedicaré – como siempre – a contar qué me ha hecho sentir su lectura.
Primero de todo diré, porque me siento obligado a hacerlo, que solo el olor ya te atrapa. Creo que es inevitable si te gusta leer que te guste también el olor de los libros. Abrir un libro que huele bien es como un suplemento genial de la portada, te gana desde el principio. En este caso, además, no hace falta ni abrirlo para olerlo, solo con quitarle el plástico con el que viene ya empiezas a notar ese aroma que desprende. Os contaré al hilo de esto algo que me ha pasado leyéndolo, y es que una noche, tras acabar de leerlo en la cama, lo dejé a mi lado, en el suelo, y me puse a dormir. Os prometo que me desperté y tenía pegado el olor del libro. Me puse a pensar en si, igual que el olor en este caso, las historias de dentro de los libros que dejas a tu lado mientras duermes también se pegan a ti y luego caminas durante el día con ellas enganchadas a tu cuerpo, a tu mente. Pero eso ya son otros temas. En este caso quiero hablar de Cortázar, la biografía ilustrada del escritor argentino obra de Jesús Marchamalo y Marc Torices que acaba de publicar Nórdica.
El libro comienza al estilo de una película – ya lo veréis porque tenéis que comprarlo y leerlo – y eso ya de por sí gusta y sorprende. Tras ese inicio tan de ‘teaser’, que acaba con el título del libro y apellido del argentino, empieza la historia de Julio Cortázar, desde el nacimiento hasta su muerte. Todo lleno de guiños, anécdotas e incluso pruebas gráficas reales de dedicatorias, portadas o fotografías, Cortázar es la muestra de cómo todo tiene cabida en el cómic, o en el arte en general.
Cortázar escribió poemas, intentó y consiguió hacer una contranovela, hizo fotos, muchos fotos, pintó e incluso usó sus manos para arreglar los desperfectos de su casa. Tuvo sus más y sus menos con la política, viajó mucho y vivió mucho, siempre pegado a sus Gauloises. Todo esto se nos cuenta en un libro que juega igual que lo hacía el argentino. No, este no se puede leer de distintas formas pero sí se puede disfrutar igual que las obras de Cortázar. Porque como digo, este libro juega, a veces con las formas, las viñetas, los bocadillos, a veces con el propio personaje, a veces contigo.
Cortázar es un ameno y divertido paseo por la vida del argentino de una forma que hasta hoy no se había visto. El dibujo se mezcla con la palabra escrita al estilo de lo que hacía Cortázar dentro de los libros que leía, plagados de anotaciones, comentarios y garabatos. Huele bien, te entretiene, te enseña y te hace leer, ¿qué más le podemos pedir a un libro?
Víctor González.
0 comentarios:
Publicar un comentario