Si estás leyendo esta reseña lo más probable es que te guste Murakami, y si te gusta Murakami vas a leerte este libro. Es inevitable – por lo menos para mí pero creo que también para muchos otros – que en una cabeza tan chafardera como la nuestra, gestada a partir de programas del corazón 24/7 en nuestros televisores, no nos hayamos preguntado alguna vez (o muchas) quién hay detrás del Murakami escritor de novelas. Pues bien, el que hay detrás de todos esos best sellers es el Murakami de este libro.
Lo primero que llama la atención en De qué hablo cuando hablo de escribir es la sobreutilización de fórmulas de modestia por parte del japonés. Hace unos días, justo cuando acababa de salir a la venta el libro, me vi con una persona que yo sabía que lo estaba leyendo. Yo también lo leía. Lo primero que comentamos sobre el libro fue eso. Tal suceso me demuestra que no soy solo yo quien lo ha visto. Frases como «es lo que pienso en mi condición de escritor, aunque soy consciente de que por el hecho de pensarlo no va a cambiar nada» o «pero da igual lo que opine. No creo que nadie me preste demasiada atención» son frases que a la mayoría nos sorprenderán salidas de alguien que es leído por millones de personas. ¡Claro que te prestamos atención, Haruki! Pero una cosa no quita la otra y con todo esto no quiero decir que el libro no merezca la pena. Porque el libro merece mucho la pena. En él, el japonés habla más que escribe, cuando lo normal en todos estos años es que solo lo hayamos visto escribiendo. En este libro se le puede leer hablando por fin, y más sabiendo que no es muy asiduo a ofrecer conversaciones. Y, aunque él no lo crea, como seguro que veis cuando leáis sus páginas, sus palabras valen mucho la pena.
De qué hablo cuando hablo de escribir se divide en once capítulos más un epílogo. En ellos nos habla de todo tipo de temas, desde cómo se convirtió en escritor, pasando por el peliagudo tema de los premios literarios o la educación de los jóvenes, y acabando con una reflexión acerca de cómo y por qué salir al extranjero. Todos los temas salen desde su «yo» más personal. Si en muchas de sus novelas nos encontramos con un narrador en primera persona que a veces hemos podido confundir con el propio Murakami aquí, por fin, quien habla sí que es él. Y se nota. Siempre resguardado por esos escudos en forma de «creo», «pienso» o «es solo mi opinión» Murakami nos da un repaso de toda su vida y de su parecer acerca de todos los temas que le incumben, ya sea la literatura, Japón, el sector editorial, el deporte, la música, la imaginación, el oficio de escribir o el cuerpo.
Pero no os creáis que es todo un seguido de reflexiones escritas por el japonés como estrategia de venta para un libro más con su firma. ¡Estamos hablando de Murakami! Sí, lo que os digo, es Murakami quien escribe y por eso siempre habrá sorpresas, como tantas que nos ha regalado en sus novelas. Y es así como os reiréis cuando os explique cómo le llegó el mensaje de que quería ser escritor o más tarde el de que iba a triunfar en ello; o lo aplaudiréis por sus reflexiones acerca de cómo deben aprender los jóvenes o cómo se debe cuidar una persona para mantenerse siempre viva; o lo subrayaréis apretando bien fuerte el lápiz cuando os hable de lo que piensa él de la lectura, de lo que piensa de la escritura, de lo que piensa de su inseparable compañera la Literatura.
No os perdáis este libro porque creo poder decir que es un faro antiniebla para recorrer mucho más tranquilos sus otros libros. Leed a Murakami, es así de simple.
Víctor González.
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