No sé si por tener un ojo más entrenado en lecturas que la mayoría de los mortales o por solerme fijar en lo que no se fijan muchos o por simple casualidad, nada más abrir el libro ya me di cuenta de que Flavita Banana es diferente, diferente y rara, dejémonos ya de repetir aquel verso de Fito y Fitipaldis. Diferente y rara por cómo plantea los datos técnicos del libro, aquello que (¿ya?) nadie lee. Si tenéis el libro, id a esa primera y obligada página y fijaos en el final. Diferente y rara, y por eso me gusta. Pero también por mucho más que eso, como por ejemplo las más de 200 páginas (a viñeta por página) que ofrece de la mano de ¡Caramba! (Astiberri Ediciones).
Archivos Estelares es la seguridad y el convencimiento de que vas a tener para ti y todo junto aquello que posiblemente puedas encontrar buscando en Instagram o en Google Imágenes. Sus viñetas son compartidas por todos y por todas, incluso por ella, y este libro no es más que la unión de todas aquellas que ha ido compartiendo a modo de esas bofetadas que no nos duelen y nos hacen reír porque entre la mano y tu cara está el humor. No sé si Flavita nació inglesa o es que quizás no entiende de fronteras, si reza a Poe o si se bañó de pequeña en una marmita de desencanto, pero lo que sí sé es que es capaz de implosionar en un trazo que parece fácil y sin esfuerzo el sarcasmo, el humor negro, la ironía más trágica y más norteña dirigida al gen español, o mejor dicho humano.
Ya que suelo escribir lo que quiero sobre los libros que leo tengo que decir que yo no voy a defender el feminismo de Flavita y de sus viñetas. No lo voy a hacer porque siempre he pensado que defenderlo sería asumir que debe existir y yo lo único que quiero es nacer de nuevo en un lugar, me da igual que lo llamen o no país, en el que esas etiquetas no existan porque no se necesitan. Podría hablar sobre algunas de las viñetas, describirlas, contaros qué expresan, qué quieren expresar (si lo supiera), pero creo que todos tenemos claro aquí que lo mejor es verlas.
Archivos estelares es como esa novela que te absorbe y que cuando la quieres analizar un poco te das cuenta de que todo ha sido contexto, lo que muchos entendidos llaman paja, y solo ha habido un mínimo de diálogo. Pero aún así te ha encantado. ¿Y te preguntas por qué? Yo a veces me respondo que seguramente sea porque lo mejor es estarse callado. Pero ojo, aunque lo estés, siempre habrá alguien que te analice, que te observe y que, al final, te muestre. A todo el mundo. O por lo menos a todo el que quiera verlo. Yo he elegido verlo y verme. ¿Y tú?
Víctor González.
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