INVIERNO Y FUEGO

“Revolución”, gritó alzando su brazo, su piel pálida como la luna realzaba el intenso color negro carbón de su pelo, sus labios amoratados e inmóviles; tan solo unos pantalones negros y ajustados lo protegían del frio aquella noche que comenzó estando en calma y acabó siendo un levantamiento ciudadano. Sus brazos fuertes seguidos de unas manos casi huesudas agitaban una pancarta que exigía libertad, su torso, marcado por el ejercicio, brillaba entre las oscuras humaredas que ensuciaban la ciudad proporcionando un poco de calor para la batalla.

“Revolución”, gritó clavando su mirada en los antidisturbios, su cabello rojizo y rizado, que unas horas atrás cubría por completo su espalda reposaba ahora trenzado sobre la misma, en la parte superior de su cuerpo vestía una camiseta ligera y vaporosa de color oscuro, su cuerpo pálido y fino, elegante y grácil, ese cuerpo que ahora se movía con la fuerza de todo un pueblo sublevado, sus piernas ocultas tras unos pantalones vaqueros tenían la seguridad, la valentía, que durante toda su vida había buscado, el valor para decir basta que ahora inundaba toda la ciudad.

Fue solo un instante, el instante en el que coincidieron las trayectorias de sus miradas, un segundo roto en el reloj, como un estallido de color, como el silbido de una bala o el estruendo de un plato impactando contra el suelo. El olor a café recién hecho en una mañana en calma, la felicidad que te impide respirar, una lagrima de felicidad, una sonrisa sincera, un jarrón cuidando de una flor hermosa, una carta de amor, un beso de buenas noches y una caricia de buenos días, el recorrido de un dedo en la espalda dibujando un corazón. Pero todo esto se desdibujó en sus mentes con la misma rapidez que había llegado, y el humo volvió a aparecer ante sus ojos, y los antidisturbios volvían a estar armados ante ellos, volvían a oírse los gritos de la gente, las pancartas volvían a agitarse sobre sus cabezas, pero ya nada era lo mismo, todo para ellos había dado un giro, continuaban mirándose fijamente y tras sonreírse comenzaron a acercarse.


Heridos, humillados, vencidos, victoriosos o sanos, aquella noche de invierno y fuego se irían juntos.

Alba Ferrer. 
@dihiftsukai

4 comentarios:

Unknown dijo...

Un estallido de amor en un contexto por desgracia tan actual que parece una historia real. Me ha encantado el contraste que has conseguido y que me ha recordado a la famosa foto de hace unos meses de una pareja besándose en los disturbios de Vancouver. Bonito relato Alba. Me he quedado con ganas de más. ¡Felicidades!

Alba dijo...

Muchas gracias Nieves, me alegro de que te haya gustado. ^.^

Pensando en Haiku, Karin Rosenkranz dijo...

Hola acabo de conocer esta pagina que me parece muy interesante.
Espero volver y leer todo lo que publican poco a poco.
Saludos

Anónimo dijo...

Me encanta, espero que la historia continúe y nos expliquéis como acabaron juntos!!

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