TINTA INVISIBLE

Cuando todo se acaba, y no hay nada que decir, o creemos que no lo hay, o no sabemos cómo expresarlo, o no podemos. 

Cuando las palabras nos taladran hasta hacer sangre y duelen no solo en el corazón, o nuestros propios pensamientos no nos dejan pensar, cuando nos gritamos a nosotros mismos por  dentro y las ganas de arrojar algo contra la pared nos dominan. 

Cuando ni tan siquiera un chasquido de dedos es capaz de llamar nuestra atención y miramos por la ventana pensativos pero con la mente en blanco, sin debatirnos, porque no tenemos nada que contarnos, nada que decirnos a nuestro propio oído. 

Cuando el viento nos susurra que corramos hasta el final del precipicio y saltemos a ciegas cual ángel expulsado del cielo, o los nervios no nos dejan ver por exceso de mirar. 

En esos momentos en los que hablar no se puede o no se debe solo quedan las luces y los colores de una canción, música. Tristeza, ira, ausencia, locura. Música. Todo.

Es un sentimiento cifrado, es un color invisible, un cuadro pintado con tinta invisible que solo con la luz adecuada entiendes; es una caricia, un abrazo, un beso en la mejilla o un empujón en el momento justo, es una venda para lo que no quieres ver y la luz que ilumina lo que tienes claro, es el silencio absoluto y tranquilo de la mente, el respiro en el que tu voz se apaga y se encienden los recuerdos, cuando se eriza la piel y sientes un cosquilleo en la nuca, o cierras los ojos como hipnotizado. Es un paisaje que tenías olvidado, como una foto perdida. Las canciones son las lágrimas cálidas que  te arropan en la cama cuando sientes que no puedes más y te desplomas. La melodía de una victoria o una derrota, la canción adecuada, sin una palabra, puede hacerte tomar decisiones que llevaban días colgadas junto a la ropa mojada en el tendedero mientras no paraba de llover, puede hacerte llorar de alegría o de la más grande pena, o puede hacerte reír a carcajadas de ti mismo, o levantarte de la cama mejor que un familiar preocupado o un amigo insistente. Incluso puede ayudarte a planear una declaración de amor o una venganza. 

La música no nos guía, ni nos abraza en las noches frías, pero nos hace el camino más ameno, nos relaja y nos pone de los nervios, casi como un mejor amigo o una relación destructiva.

Alba Ferrer.
@dihiftsukai
http://ytumihorizonte.blogspot.com.es/

0 comentarios:

Publicar un comentario

 
;