DE NADA SIRVE MIRAR AL PASADO


Todavía recuerdo ese encuentro. Tú estabas enfrente. El semáforo rojo cambió a verde y nos cruzamos por ese paso de cebra tan eterno. Rozaste lentamente mi hombro con el tuyo, nuestra mirada se encontró pero yo luego no pude volver a girarme. Quizás fui una cobarde, pero la razón fue que no tenía nada que decirte. Llevaba mucho tiempo planeando nuestro reencuentro imaginario, pensando en qué te diría. Pero de repente me quedé sin habla y me di cuenta que no tenía nada que decirte. Nada de nada. Sé que después de cruzarnos tú te giraste, te vi en el reflejo de aquel bus. ¿Qué esperabas? ¿Que hiciese yo lo mismo? Cuando desapareciste, lo hiciste de tal forma que por un momento llegué a imaginar que jamás habías existido, que toda nuestra historia sólo había sido fruto de mi imaginación. Te fundiste con el pasado y en el pasado te quedaste. Ahora solo existía el presente y no tenía nada que ver con todo lo que habíamos sido. Al mirarnos, mi cabeza proyectó la peor y la mejor etapa de mi vida. Los recuerdos pasaban por mi mente como estrellas fugaces; risas sin sentido, besos, caricias, sonrisas falsas, promesas rotas, días en cama, llantos, paseos por la ciudad, rosas con espinas, traiciones. Ya no había nada que hacer, no quería verte. Ya te busqué lo suficiente. Seguí andando, sin prisa pero sin pausa. Llegaba un poco tarde al trabajo y el pararme a hablar contigo no iba a frenar mi día igual que tampoco lo ibas a hacer con mi vida. Todo había cambiado, incluso yo y no tenía nada que ver con quien solía ser cuando estaba contigo. Tanto tiempo planeando el qué decirte y lo único que pude hacer fue sonreír para mis adentros y sentirme bien, segura.

Titanium.
@blancadepaco

0 comentarios:

Publicar un comentario

 
;