CORREN


Las fotografías repiten mecánicamente lo que nunca se podrá repetir existencialmente. Lo obvio, que el pasado es inalcanzable. Solo nos hace falta desenterrar álbumes y carpetas repletas de fotos para confirmar que sí, que todo eso ocurrió, que nosotros estábamos allí y, justo entonces, de repente, como si una máquina del tiempo se hubiera activado, nuestros recuerdos vuelven. Nos transportamos a aquellos días en los que compartíamos la vida diaria, a aquel día en que nos reímos tanto, a aquel otro en el que tuvimos aquella conversación tan curiosa, a aquel en el que hicimos tantas tonterías, a aquel en que una lloró y las otras estuvimos a su lado, a aquellas noches en las que parecía que éramos invencibles…

No hay fe más barata que la de la imagen congelada, pero también gasto de la cara. Siento, tengo fe, que a pesar de la distancia nada ha cambiado ni una pizca. Lástima que este sentimiento no se pueda fotografiar… seguramente lo enmarcaría.

Cristina Costa.

0 comentarios:

Publicar un comentario

 
;