La historia la escriben los vencedores. Y es por eso que la historia de la Segunda Guerra Mundial que todos y todas conocemos es la versión de Estados Unidos. Con este libro la escritora Susan Southard, la cual tiene un posgrado en Escritura Creativa, pretende mostrar la vida con detalles de las personas que sufrieron y sobrevivieron a la segunda bomba atómica a través de cinco jóvenes que explican su historia.
La autora dedicó diez años de su vida a informarse y ampliar su conocimiento sobre la segunda bomba atómica que Estados Unidos lanzó contra Japón entrevistando a supervivientes. Susan explicó en una entrevista para el diario New York Times que la historia de Nagasaki se estaba quedando a la sombra debido a la censura de las fuerzas de la ocupación y a la gran campaña de justificación llevada a cabo por el Gobierno de los Estados Unidos.
Esta última afirmación podemos observarla en nosotros y nosotras mismas. En el momento en que se habla de bomba nuclear la gente tiende a pensar automáticamente en Hiroshima, la cual mató a una gran cantidad de personas, sin embargo, la cantidad fue más reducida y los fallecidos se trataban en su mayoría de soldados nipones. En cambio, la bomba que se lanzó contra Nagasaki mató a más de 74.000 personas civiles que estaban trabajando, en sus casas y en la escuela.
En este libro, la escritora nos explica a través de varios testigos en primer lugar cómo era la vida antes de que la bomba les cambiase la vida. Estas personas habían sido sometidas a un control casi absoluto por parte del Gobierno japonés, y se habían visto dedicadas en su totalidad al negocio de la guerra y a defender su país. Vivían con miedo constante y se empezaban a dar cuenta de que esa guerra no llevaba a ninguna parte.
A continuación, nos explican el día de la bomba. Explican todos los horrores que vieron sus ojos y el dolor que sintieron, la incertidumbre de no saber nada de sus familiares y el miedo a un nuevo ataque, la sed, el hambre continua.
Pero lo peor no acabó ahí, las secuelas de la bomba atómica dejaron una gran cantidad de fallecidos y fallecidas y personas enfermas. Los testigos explican cómo sufrieron y siguen haciéndolo las secuelas de la bomba y de la segunda gran guerra.
Es un gran libro que relata de manera abierta y realista, aunque sea duro, toda la verdad de lo que provocó la guerra. Hace que se perciba de una manera más humana la guerra, que tiende a deshumanizarse con objetivos imperialistas de los gobiernos, sin pensar en todas las víctimas civiles que lo sufrieron. Con este libro podemos observar que, además de todas las personas muertas, que no fueron pocas, en la guerra, hay una gran cantidad de personas que quedaron heridas de por vida, con traumas por todo lo vivido y echando de menos a sus familiares y amistades fallecidas. Es una historia triste y difícil de leer, pero que todos y todas deberíamos leer y tomar conciencia para evitar que el recuerdo de las víctimas no caiga en el olvido debido a la manipulación mediática y a las campañas de justificación que llevó a cabo Estados Unidos.
Además, la autora no se limita a relatar la historia, sino que nos pone en contexto y nos aporta notas e información que ella misma ha utilizado para hacer el libro que pueden ser muy útiles para que la persona que lee el libro pueda informarse más sobre el tema y poder formarse una opinión y un criterio propio sobre el tema.
Por todo ello, recomiendo fuertemente la lectura en conciencia de este espectacular libro, siempre teniendo en cuenta que es una lectura difícil por su triste y duro contenido, y que, por lo tanto, es recomendable que no sea leído por niños ni niñas pequeñas.
Laia Vaquerizo.
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