Imagen: Elena Zendrera. |
Tengo ganas de ti. Porque respiro y la angustia
se transmuta en miedo. Y el miedo no
se escapa a mi compromiso de querer ser
cada día menos cobarde.
Me da miedo escribirte. Escribir sobre
ti. Podría imaginarte otra,
como intacta y platónica, imaginarte
lejos para que esto nunca te tocara.
Pero estas aquí y escribir(te) es
precisamente acercarme a ti.
Es desear encontrarte tumbada en
algún rincón, a solas, ahí leyendo o
haciendo lo que te apeteciera.
Escribir(te) es permitirme el
miedo de desearte, de echarte de
menos, de que hagas lo que se
escapa de mis interpretaciones.
Escribir(te) es tocar lentamente
tu cuerpo, tu piel húmeda por
el calor, el sol y el silencio. Estar
cerca y quedarme un rato viviendo
en tu corazón.
Me gusta vivirte desde lo lento
nunca antes te había vivido así.
Escribir(te) me da vértigo, porque
el vértigo me recuerda que
hay un suelo en el que estoy
apoyando los pies y que el miedo
a caer hace que me aleje de él.
Patricia Bertolín.
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