La gente cree conocerte
cuando de ti le hablo.
Como si uno pudiera
oler tus prisas en el metro
sufrir tu locura y desespero
coger tus ganas de reseguir
mis manos mis labios mi columna.
Y cree saber de ti
de cómo giras la cabeza
de cómo preguntas por qué
de cómo te escondes tras
tu flequillo tus pasiones tus olvidos.
Entonces lo entiendo.
Que me miro fijamente al espejo
y descubro que terroríficamente
tan a mi alma agarrado estás
que existes a través de mis pupilas.
Alba Comas.
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