RELOJ TÁCTICO


7 horas - 7:30 horas

ACCIONES: Despierte. No mire el móvil. Permanezca un minuto en la cama con las piernas semiflexionadas. Levántese. Mire por la ventana unos diez segundos. Dúchese e intente hacerlo con agua templada, día tras día se acostumbrará. Cante lo que le apetezca. Desayune lo que más le apetezca. Infórmese con la radio.

PENSAMIENTOS: Recordar el sueño que se acaba de soñar antes de que se le borre. Sonreír. Recordar canciones que le gusten o motiven...recordar conciertos bonitos y disfrutables con amigos. Recordar escenas con algún compañero/a/profesor/a de primaria o instituto que no sabe qué fue del mismo/a.

7:30- 8 horas

ACCIONES: Salga a la calle. Diríjase a su puesto de trabajo (sirve todo: caminando, coche privado, bus, metro, tranvía etc) Encienda el móvil. Responda whatsapps nocturnos pendientes (ahora lo hará mucho mejor que ayer por la noche ya que no hay toxinas acumuladas). Si va al trabajo en transporte público, alterne: un día auriculares y póngase el reproductor con sus canciones favoritas y renovadas; otro día continúe con el libro que va leyendo (ambas opciones le servirán para que el transporte se haga muy corto). Una vez llegue a su puesto de trabajo pregúnteles (a sus compañeros) algo novedoso. Piropéeles (“Guapooo!”) con sonrisa. Ubique el verbo sentir en las primeras frases del día “¡¡Hoy me siento muy bien!” ¿Qué tal te sientes? Siempre será más fructífero y divertido que un “qué tal” a secas. Encare su agenda del día con ganas y no se olvide de divertirse en cada una de sus tareas de trabajo.

PENSAMIENTOS: Estimular curiosidad de cultura general con preguntas tipo “¿Por qué Yugoslavia era una sola y ahora son Serbia, Montenegro, Albania etc? (es el momento del día sin toxinas algunas y por tanto el mejor para aprender.) Recordar qué proyectos tiene en mente por hacer y qué viajes por realizar “¡Este año nos iremos a Lanzarote..qué ganas!”. Disfrute del silencio que le proporciona un ascensor (si lo utiliza). Sentirse bien vestido/a y vea a los demás bien vestidos/as. Tratar de cambiar la envidia a la secretaria de su jefe o al compañero guapo por un sentimiento del que se pueda aprender (“He de convertir a mis enemigos en grandes amigos”). No plantearse como una losa todas las horas que quedan del día. No bufar con resignación. Respirar con tranquilidad. Sonreír ante la primera tarea del día.

8 horas – 12:30 horas

ACCIONES: Sonría y teclee. Y vuelva a sonreír y vuelva a teclear. Tararee suavemente la melodía de sus canciones favoritas mientras sigue trabajando. Beba agua. Levántese aunque sea para usar la papelera (la espalda siempre lo agradecerá). Aproveche la eficacia de las neuronas matutinas en este momento del día (en las horas venideras su cerebro no le permitirá concentrarse con tanta facilidad y empezará a entretenerse con sensaciones poco productivas). Pregunte una o dos cuestiones (no más ni permita hacerse pesado) a sus compañeros de trabajo/clientes por estúpidas que sean. Interaccione y disfrute del calor y huella humana a la hora de interaccionar. Estreche manos y dé los besos que hagan falta en las mejillas. Responda, cuando le pregunten, más síes que noes (si no es más fructífero por lo menos sí será más fascinante y divertido).

PENSAMIENTOS: Trabajar es una palabra bonita, pensar en ella como lo que es: un verbo hermoso. Resolver cualquier “problema” sin dar la oportunidad a que aparezca el nerviosismo (el nerviosismo ha de surgir en la hormona de la adrenalina cuando encaramos una actividad ilusionante y no dejar que aparezca en un estado “de veneno tóxico”).

Desear más trabajo si este va menguando. Desear más clientes si el ritmo de despacho es bueno. Pactar acuerdos (por cotidianos y sencillos que sean, con el transcurso del día costará mucho más pactarlos). “Prohibirse prohibiciones y sobre todo prohibirse frases: “¡Uff qué palo!” “¡Qué lento pasa el tiempo!” (si estas frases aparecen es que algo -o mucho- se está haciendo mal). No rehuir a la hora de proponer nuevos planes (matemáticamente existirán más posibilidades de que éstos maduren positivamente y de una forma más enérgica que al proponerlos en las horas vespertinas).

12:30 horas – 15:30 horas

ACCIONES: Concédase un pequeño descanso. Refrésquese con agua la cara. Cierre los ojos e incline la cabeza hacia delante. Despídase de los que no verá en el resto del día con el deseo de volver a verlos de nuevo y en nada (En este momento tampoco hacen daño los piropos, tenderán a entrar suaves (las horas del día van pasando y las barreras desinhibidoras de las personas también). Disfrute de la comida y sobre todo de la compañía de la comida. Proponga temas originales de conversación y rehuya de aquellos monótonos que le aburran. Aprenda de las objeciones que le pondrán sus comensales. Si está solo disfrute asimismo de su soledad. Hable en voz alta aunque esté solo. Reconozca la familiaridad de su propia voz. Túmbese con el móvil bien lejos, aunque sean tres minutos, nunca sobrarán. Cuelgue algún post que le apetezca colgar en sus redes sociales (es hora punta y tendrá respuesta de bien seguro). Si tiene perro, gato o cualquier mascota, acariciéla e interaccione con ella.

PENSAMIENTOS: “¡Qué bien me encuentro hoy!” puede pensarlo cuando se mire a un espejo. “¡Y qué bien me voy a encontrar en lo que resta de día!” es una adenda que puede permitirse en este momento del día al que hay que darle protagonismo a una sutil desconexión física y mental. Curiosear en cómo le han ido a los demás las horas matutinas del día, no por la mera curiosidad sino por desear encontrar cierto aprendizaje en las acciones de los demás. Aprovechar la hora punta de Facebook, Twitter e Instagram para saciarse de las opiniones y fotos que su círculo comparte: “No envidie la bonhomia del resto, ni vea más guapa o más guapo a tantas personas, porque usted ha de recordar que ni ayer, ni hoy, ni mañana, nadie de los que cree le superarán en bienestar”.

15:30 horas – 17 horas

Continuará..

Daniel Arrébola.

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