Sí, todavía hay talento en la Literatura de nuestra generación. Todavía se pueden encontrar cuentos cargados de humor negro, con fondo trágico bien escondido tras historias cotidianas y en apariencia simples; todavía hay escritores que se atreven a crear, a inventar…a contar.
Hoy hablamos de Jordi Nopca y su obra Vente a casa, galardonada en 2014 con el Premio Documenta. Se sigue hablando de este autor barcelonés como una promesa, pero no hay nada que nos indique que no es ya una realidad. Jordi Nopca nos ofrece en este libro, que consta de diez relatos, una narrativa sutil pero punzante, de esa que sabe atacar disfrazada de cordero al lugar más importante que es al que menos importancia damos: nuestro interior destrozado. Encontramos en esta obra situaciones comunes que podrían suceder en cualquier barrio de la Barcelona actual donde se sitúan todas las historias. Un escenario que cada vez más recuerda a aquella colmena que nos quiso acercar Cela, donde los personajes se mueven siempre obligados por el compás que marca una urbe tan dinamizada y engranada como es la capital catalana. Este monótono ritmo que acompaña a la ciudad es lo que lleva a presentarnos historias y personajes dejados llevar por un futuro incierto, sin ataduras; exceptuando una muy fuerte: la desazón de la existencia.
Nada ni nadie en este libro quiere vivir ni sobrevivir, y eso es lo mejor con lo que nos encontramos como lectores. Nopca es capaz de conseguir una mueca de sonrisa en la cara de un lector que está contemplando impávido la vida en caída libre de distintos personajes, y que también puede ser la suya. Es una obra donde reina el silencio, donde lo importante está en lo que no se dice, en la que intuimos lo que piensan (casi sin querer) los personajes. Y todo ello lo ha pensado antes Nopca, alguien capaz de romperse las uñas rascando en lo más hondo del pozo de la existencia y aún así ofrecer giros, guiños, chispazos de comicidad, de risa, de nostalgia por una felicidad que en alguna vida habremos experimentado, porque el anhelo por algo solo puede comprenderse si alguna vez lo hemos vivido.
Y si no os convence, siempre podéis hacerle caso a uno de los personajes del relato ‘Navaja suiza’:
« - Preferiría una novela – le hice saber -. Los cuentos son demasiado rebuscados.»
Víctor G.
@chitor5
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