Marzo comienza impulsando sonrisas a todos los amantes de esa prosa poética que gobierna Murakami con maestría. Y esto es gracias a Tusquets Editores y la publicación de la colección de relatos del escritor japonés El elefante desaparece.
Más de 300 páginas para diecisiete relatos que coparán las expectativas de todo aquel que dude en la posibilidad de seguir disfrutando tanto y todavía de Murakami. Con el título del libro sacado del relato que cierra esta colección, El elefante desaparece llega para hacernos subir a la nave de sus letras y viajar por ese mundo onírico que parece tan real en el espacio literario del japonés. Y es que Murakami tiene eso, la capacidad de hablarnos directamente a través de sus personajes, desde un Japón que a priori debería ser totalmente distinto a nuestro entorno, pero que se convierte en similar, en moldeable, en adecuado para nosotros hasta convencernos de que lo que hay escrito es real y es nuestro. Pero en el momento de esa convicción, todo lo real desaparece, como lo hace ese elefante en el último relato o como lo hace en la postal que acompaña al libro. Porque Murakami tiene la destreza de empaparnos de lluvia cuando estamos seguros de estar frente a un día soleado.
Volveremos a la mente de aquel personaje que hace muchos años atracó junto a un amigo una panadería para saciar el hambre que tenían, bailaremos junto a un enano hipócrita y conspirador, beberemos mucha cerveza y disfrutaremos de mucha música, escucharemos a varios pájaros cantar y sobre todo nos adentraremos en la imaginativa cabeza de personajes que son eso, una cabeza pensante que divaga, que viaja, que sueña y se deja llevar. Como inmersos en un cuento infantil, la prosa de Murakami coge esos rasgos que solo ven aquellos que nunca han querido apartar de su vida la semilla de la infancia y suman a ella la lógica de la edad, las conexiones que aporta la experiencia y la lectura de tantos y tantos libros a lo largo de una vida. Los relatos de Murakami, igual que sus novelas, llevan a pensar en un niño que nos cuenta algo totalmente inverosímil pero con tanta carga lógica que hace que nos sintamos incómodos al aceptar la posibilidad de algo totalmente imposible. Murakami sabe esconderse tras las palabras, sabe ir dejando migas entre frase y frase para hacernos sonreír satisfactoriamente a medida que leemos, sabiendo que eso nos llevará al final que esperamos. Y es que esos finales, en el escritor japonés, es lo que tantos han buscado durante tanto tiempo en las letras y en muchos otros campos: la consecución de hacerte ver algo que contiene tantos porqués que te acaba llevando a no pensar en ellos al final, como estamos acostumbrados en la vida en general, sino a aceptarlo, sonreír y saber que el escritor, Murakami, ha conseguido introducir en ti la semilla de un espectro fantástico con aspecto real.
Los cuentos de Murakami son, en esencia, un grito oculto en historias entretenidas que quiere reivindicar la falta de sorpresa y la falta de ficción en nuestras apagadas y monótonas vidas.
Víctor González.
@chitor5
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