El límite, ese espacio existente entre lo
que es y lo que puede llegar a ser.
Franqueable, cercano, audible.
Cuántas veces me ha seducido,
cuántos momentos he querido
pisar… el otro lugar.
¿Qué hay detrás de ti, límite?
¿La realidad nefasta descrita
y construida por las definiciones
estratégicas de la ética y moral recién
extraída de la normalidad?
Quién seré bañada de post límite
sino el reflejo de
la disfunción de los discursos que
me delimitan.
Un sin acto, sólo el deseo de
realizarlo me salva.
Estoy refugiada bajo la
sombra de las cosas buenas.
Soy el deseo de algo que no posee
contornos, de algo que no existe
porque no puede nombrarse.
Bordear la línea, jugar a no tener
que enfrentarse a la única verdad
que conozco.
Los problemas toman
conciencia cuando los observo fuera
de mi cuerpo.
Yo nunca podré tener esa mirada
mía. No podré mirarme como
objeto, sino es intacta de la
viscosa subjetividad con la que
palpo los momentos.
Patricia Bertolín.
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