Hay lugares en el mundo que no necesitan retoques. Son ellos mismos y te permiten serlo a ti también. El placer de disfrutar de la mirada que te concede la vida y el poder disfrutar de las distintas maravillas que hay en ella.
El mundo siempre está a nuestros pies, y nunca mejor dicho. ¿Habéis pensado por qué caminamos con ellos? Por una simple razón, el mundo nos permite ir pisando fuerte. Y nos permite correr y frenar cuando queramos. Es algo fantástico que a veces olvidamos. Y olvidarlo es pecado.
Hay tantos pecadores... de los que caminan todo el día mirando una triste pantalla de móvil que te transporta a realidades inexistentes, de los que se permiten el lujo de echar el freno de mano en sus vidas, de los que viven contenidos por el miedo y por el qué dirán. Todos ellos, se pudrirán en un infierno en el que el mayor castigo es la soledad. Porque a las personas no les gusta ese tipo de compañía.
Yo por lo menos, siempre he preferido a los locos y locas, a los que se alborotan el pelo, a los que te ofrecen una copa a cualquier hora sin mirar el reloj, a los que besan labios prohibidos, a los que ríen porque sí y a los que echan a correr sin mirar atrás. ¿Me diréis que la vida no es mucho más bonita cuando se viste de valentía y valor?
Blanca de Paco.
@blancadepaco
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