JORGE ZEPEDA


Un semblante serio que endurecía el contorno de unos ojos vidriosos de pasión enfermiza por los libros y su lectura fue lo que nos encontramos al sentarnos cara a cara con Jorge Zepeda, ganador del Premio Planeta 2014 por Milena o el fémur más bello del mundo y primer mexicano en hacerse con este galardón. 

Víctor González: En primer lugar, enhorabuena por el merecido premio. Para aquellos que no conozcan tu obra, ¿qué les dirías de ella a los indecisos de comprarla? ¿Puede leerse sin conocer tu anterior obra Los Corruptores?

Jorge Zepeda: Al posible lector le diría que en Milena va a encontrar, en primer lugar, una lectura trepidante, una novela de misterio, un thriller que le obligará a pasar página tras página de manera adictiva con insomnio de por medio.  Y luego una historia profunda sobre la condición humana en situaciones límite. También, en tercer lugar, es una novela que no te deja indiferente, que te enseña cosas que no sabes y que solo intuyes en la lectura de las noticias del día. 

Y en cuanto a la segunda pregunta, absolutamente sí. De hecho, el jurado que calificó la novela para el Premio Planeta desconocía la existencia de Los Corruptores. Es una historia que se lee y que termina en sí misma a la cual yo, en efecto, he importado algunos personajes de esta novela anterior. Pero desde luego no el central, Milena, que aparece y se desarrolla en esta obra. 

VG: Todo empezó con ese premio Biblioteca Breve a Vargas Llosa en 1962, y desde ese momento el vínculo literario entre Hispanoamérica y España ha sido firme y constante. ¿Cómo ves esa relación en estos momentos en que la crisis literaria y global está azotando el mundo?

JZ: Yo lo encararía distinto en el sentido de que la realidad se está imponiendo. 63 años de Premios Planeta sin ningún mexicano era una omisión obvia frente a la aportación que ha tenido mi país a la Literatura en castellano. El hecho de que 9 de cada 10 hispanoparlantes vivan en otros países que no sea España, con más de 400 millones de hispanoparlantes que generan una narrativa, una Literatura, unas historias, etc., hace que pareciera absurdo que el mercado editorial en España estuviese volcado sobre sí mismo. Me parece que no es más que un acto de realismo el hecho de que las mesas de novedades en España proliferen todos esos aportes que suceden en cualquier otro lugar. 

VG: Hablas en la novela, del mismo modo, de otro fuerte vínculo entre España y México: la corrupción. Conociéndote como un periodista que se apoya en la ficción para poder explicar todos los entresijos psicológicos y emocionales de esta corrupción; ¿podrías decirnos qué tienen de real los hechos reflejados en la obra?

JZ: Milena es un personaje de ficción pero podría ser una de las 30.000 o 40.000 mujeres extranjeras que son introducidas, en promedio, anualmente en España para la trata de personas. Todo el entorno que vive Milena es tal cual un fiel reflejo de la realidad, del lavado de dinero, de la especulación inmobiliaria, del tráfico de influencias, la corrupción, etc., que se vive tanto en España como en México. 

VG: Llevas al personaje de Milena a la famosa Marbella de Jesús Gil. ¿Por qué Marbella? ¿Pudiste conocer de cerca esa época de explosión de la ciudad?

JZ: No, yo no pasé por Marbella en los 80 o principios de los 90. Más bien la investigué, la comenté y la he visitado después varias veces. La escogí porque en cierta manera es una especie de Babilonia del Mediterráneo, donde llegan los jeques árabes a lugares como Puerto Banús, una clara expresión de esa miel que atrae a tantos turistas de muy alto nivel que exigen la satisfacción de placeres de distinta índole. Atrae a turistas, pero también a capitales foráneos que buscan paraísos tanto legales como ilegales.

Paradójicamente, Marbella es un poco como Milena, víctima de su propia belleza. Es decir, para Milena, su extraordinaria hermosura fue la causa de haber sido secuestrada y explotada; y a Marbella le pasa lo mismo, ha sido el asiento de jeques árabes o mafiosos rusos entre muchos otros para turistear. Y eso hace propicios negocios como el desarrollo inmobiliario que son muy próximos a la posibilidad del lavado de dinero. 

VG: Hablas en alguna entrevista del evidente retroceso del periodismo actual de denuncia debido a la fuerte autocensura. ¿Crees que se quiere, o se puede, recuperar ese periodismo que ensalzaron figuras como Poniatowska? 

JZ: Yo digo que el buen periodismo persiste siempre. Lo que sí habría que asumir es que la vulnerabilidad en la que se encuentran muchos de los medios tradicionales que están fracturados o en crisis hace más frágil la posibilidad de realizar un periodismo de profundidad, imposibilita que se difunda el buen periodismo. 

Esto a veces obliga a estos medios tradicionales a la autocensura, únicamente para protegerse en tiempos de incertidumbre. Pero eso sí, yo tengo mucha esperanza puesta en el buen periodismo. 

VG: Te fijas en el poder para construir tu novela, como ya hicieron autores como Asturias en su novela de dictador entre otros. ¿Has querido recoger esa esencia que tantos éxitos trajo a la literatura hispanoamericana? 

JZ: Bueno, la diferencia con Milena es que yo no me centro en el personaje del poder político, de hecho abordo más la antropología del poder tras las bambalinas, el gran titiritero, en mi caso un personaje que llamo Vilas Rojas. Es este operador de los flujos financieros quien está en realidad detrás de cada político corrupto o empresario evasor de impuestos, quienes lo que quieren es ocultar fortunas que no se pueden mostrar o que no se les puede atribuir, como hemos visto aquí hace poco con los Pujol. Detrás de todos ellos siempre va a haber un lavador de dinero, y estos han cogido tanta fuerza que a mí me fascinó entrar en los vericuetos o en los pliegues para ver cómo se ejerce este poder.   

VG: Has roto con la figura, tan de moda en estos tiempos, del policía honesto que protagoniza la actual novela negra, para dejar paso a una investigación más en sociedad que individual. ¿Se debe todo ello a la figura del policía mexicano que ha perdido ya toda fidelidad a los ideales de su profesión? ¿Cómo se encara una narración de investigación teniendo un sistema policial tan corrompido en tu país?

JZ: Sí, tal cual. A mí me resultaba muy poco verosímil vender la idea de un policía mexicano comprometido con la justicia y capaz incluso de investigar asuntos que comprometieran a sus propios jefes. No digo que no exista, simplemente es poco verosímil para un público, habida cuenta del enorme avance de la corrupción en el tejido institucional en México. Me pareció mucho más adecuado hacerla coral, es decir, un colectivo de amigos, Los Azules en este caso. Cada uno de ellos va aportando cosas para arropar, proteger y ayudar a Milena a intentar escapar de los demonios que la han acosado. 

VG: Hemos podido leer unas declaraciones en las que dices que, aunque sí quedan pequeños resquicios de honestidad, México está completamente corrompido ya sea por las bandas o por el gobierno; y que aquel que llegó alto (en un sentido social y no espiritual) es porque supo ceder. ¿Crees que hay posibilidad de sanear un país como México? ¿Hay esperanza?

JZ: Creo que sí, en las dos cosas. Creo que tiene más que ver con un tema de decisión colectiva, de ciudadanos que se decidan a que la cosa pública no sea La Cosa Nostra de las élites en el poder. De alguna manera incluso se trata en la historia de Milena, con esos Azules que para mí son la representación de la esperanza en el sentido de que siempre hay seres humanos para los cuales la tragedia ajena implica una responsabilidad propia para participar, para inmiscuirse, para salir de su zona de confort y hacer algo por esa tragedia ajena. 

VG: Tu refugio a un país donde se persigue a los periodistas (desde 2003 han sido asesinados más de 80 y 17 desaparecidos) siempre ha sido la Literatura; lo que nos recuerda a otras figuras como Bolaño, Rimbaud o incluso Dante, que escribían para vivir. ¿Cuáles han sido tus influencias literarias?

JZ: Muchos, yo he sido un lector voraz. Incluso más aún, yo me defino antes que economista, periodista o novelista, como lector. Muchos de los mejores momentos de mi vida han trascurrido enfrente de un libro y he vivido muchas vidas a través de los personajes que me han capturado. En ese sentido sí, la Literatura es un punto de fuga. Pero también lo es de creación en todos los sentidos. 

Mis influencias son tan variadas como una vida, una vida dedicada a la lectura. En los últimos años he estado muy enganchado a la lectura anglosajona, pero para efectos concretos de la novela de misterio, me bebí lo que había sido la novela negra clásica, norteamericana, de los años 30 con dramas trepidantes, diálogos duros, contextos en blanco y negro. Y luego también agregué el aporte escandinavo más reciente de la novela de misterio pero con profanidad psicológica. Yo le quise dar aquí un giro más latino, más mediterráneo; el sexo es gozoso cuando es entre parejas, hay sentimientos, hay comida, hay canciones, la gente habla de música, hay aromas y sabores, sentido del humor…que no encuentro en la literatura escandinava más allá de que sus aportes son enormes. 

VG: Por último, ¿qué les dirías a aquellos jóvenes con ganas de ser periodistas o escritores que, viendo lo complicado que están estos mundos, piensan que quizás es mejor dedicarse a algo con mayor “futuro”?

JZ: Son dos cosas distintas: al que tiene intención de ser narrador yo le diría que primero se convirtiera en un lector profesional, voraz; si no mejor ni intentarlo. De alguna manera, vivir vida antes de escribir sobre la vida me parece fundamental para que no sea un acto de soberbia. Y para la vocación periodística yo diría que tuviese un poco de confianza, es decir, tarde o temprano, yo espero más temprano que tarde, la sociedad entenderá que sí necesita, pese a la sobreabundancia de información que ahora ofrecen las redes sociales, de información construida profesionalmente, y que eso va a ser una necesidad sine qua non. Es decir, información veraz, contrastada, pertinente, profunda para que la opinión pública pueda tomar decisiones y que tenga el destino en sus manos. No importa qué va a pasar, no importa en qué plataforma, el periodista profesional habrá de ser requerido.  

LIBREGUNTAS:

Libro de papel o electrónico: Papel. 

Narrativa o poesía: Narrativa.

Un libro: Además del mío, claro: Memorias de Adriano, de Margarita Yourcenar.

Un poema: Cualquiera de Juan Gelman.

Un autor: Raymond Carver.

Un personaje: El César.

Una cita: El título de la autobiografía de Neruda. Confieso que he vivido



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