COMO EL CAFÉ, TE BEBÍ DE GOLPE


Siempre he pensando que nuestro café sería en un sitio como este. En el que la suavidad de tus manos se corresponderían con el tacto agradable de la lisa madera, donde el dulce olor a café recién hecho sería como el del olor de tu pecho. Porque amigo, todavía recuerdo ese olor como si fuese ayer.

Recuerdo tus manos en mi cintura, recuerdo todas esas veces que abrías las puertas de todos esos sitios a los que íbamos para que entrase yo primero. Siempre fuiste un hombre educado y sumamente retorcido. Supongo que por eso me dejaste así, congelada. Aún así, aquí estoy. Tomándome un café en un sitio como este y recordándote, imaginando cada palabra, cada gesto, cada caricia. 

Siempre fuiste de los de aquí y ahora. De los guardianes de llaves que abren cualquier cosa. Y cuantas puertas abriste, descubriste todos mis demonios y todos mis vicios. Pero cerraste desde dentro y ahora yo no puedo abrir. 

Quizás el error fue que tú conocías más que yo. Siempre fuiste el misterio por excelencia. Fuiste mi reto, mi apuesta, mi tiro al plato. Y fallé como quien apuesta toda su vida a una carta, y lo pierde todo. Y perdí, incluida a mí misma. Y aún estando perdida, aquí estoy; recordándote mientras veo a la gente pasar, con la esperanza de reconocerte en alguna mirada, en algún andar. Pero eso nunca sucede.

Lentamente, dejo que el fuerte café caliente entre en mi cuerpo, de la misma forma que te dejé entrar a ti un día. Cierro los ojos e inspiró todo el olor de aquel lugar, como si estuvieses allí, a mi lado. Y aquí estoy, sola. Recuperándome de tu partida, asimilando minuto a minuto que no vas a volver, asimilando ese sabor amargo. Porque todavía a día de hoy, no entiendo por qué te fuiste, ni por qué ya no estás.

Titanium.
@blancadepaco


0 comentarios:

Publicar un comentario

 
;