LA BARRA DEL BAR HA CERRADO


Desde la oscuridad de mi habitación empiezo a pensarte. Quizás ha sido por el frío, que parece que ha vuelto. Lo que más recuerdo de ti es la curva de tus labios, tan singular. También tus ojos y tus cejas. Podría plasmar perfectamente tus facciones si tuviese un lienzo delante. Pero yo siempre fui de papel y boli más que de pincel. Ya es un honor recordar todo eso, pues hace mucho que no te veo. Ni a ti, ni a nosotros. Digamos que la noche era mi mejor aliada y me ha dado la espalda. También ha sido por mi culpa porque yo también me he cansado de esto. 

Cada uno tenemos marcados nuestros límites, igual que cuando bebes dos chupitos y sabes que si bebes el tercero la cosa no va a acabar bien. Puedes bebértelo o no, pero en el fondo sabes que ese era tu límite. Pues contigo es igual. Te he bebido tanto que he reventado. He sufrido tantas sobredosis de tus besos que les he cogido asco. Seguro que también sabes a lo que me refiero cuando hablo de beber tanto  que acabas por no poder ni olerlo. Pues eso mismo me ha pasado contigo. Ya no me inspira el recuerdo de tus besos con sabor a ron y a madrugada. Supongo que eso era lo único que nos unía. El querer huir de nuestra realidad, tan distinta. Tú con tu vida, yo con la mía. Solo compartíamos esas calles sin testigos y esos mensajes. Y claro, la barra del bar ha cerrado y tú has dejado de llamar. Lo entiendo, no pasa nada. Yo tampoco he llamado y no es por cuestión de orgullo. El problema es que yo quería más, no quería conformarme con la madrugada ni con los cafés. Pero tú no lo entendías y por eso esta historia ha dado un vuelco, y aunque en varias ocasiones he pedido que vuelvas, ahora desde aquí te digo que ya no hace falta ni que lo intentes. 

Titanium.
@blancadepaco

0 comentarios:

Publicar un comentario

 
;